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¿A dónde se fueron los héroes?: EL HÉROE DISCRETO, de Mario Vargas Llosa

¿Y los héroes que tanto necesitan los tiempos que corren? No me refiero a los que vuelan con piyamas y prendas interiores por fuera de la ropa, ni a aquellos con careta y escudo, que mucho les hace falta para considerarse como tales, sino a los obstinados con hacer lo dignamente justo, que se plantan frente a la adversidad y le dicen: de aquí no pasarás. Como esas veces cuando alguien indignado decide, a pesar de los obstáculos, negarse a ceder, negarse a ser cómplice de algún acto que considera injusto. ¿Alguna vez han sido ese tipo de héroe?

El héroe discreto” (Alfaguara, 2013), de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, es una novela sobre esas personas que, por casualidades –o por mala suerte–, se encuentran un día con algo que las obliga a tomar una decisión que cambiará el curso de su vida. Felícito Yanaqué, dueño de Empresa de Transportes Narihualá, es un hombre de edad media y de origen humilde que, justo de manera inesperada, recibe una carta que lo coacciona a pagar cierto monto de sus ganancias a un grupo de personas, a la mafia, que tiene bajo amenaza a varios empresarios de Piura. Felícito, orgulloso como pocos, les da un rotundo no, por lo que tendrá que atenerse a las consecuencias.

De manera paralela, en “El héroe discreto” se narra la historia de Ismael Carrera, octogenario que, desilusionado y harto de su par de hijos consentidos y descarriados, busca darles una cucharada de su propio chocolate. El par de harpías, confiados en la herencia del negocio de su padre, únicamente esperan su muerte para heredar la fortuna que tanto ansían. Sin embargo, pegarán el grito en el cielo cuando se enteren de que ese viejito está de luna de miel con su joven sirvienta, Arimda, apoyado por sus amigos Narciso y Rigoberto, quienes ya sufren con sus propios problemas.

Mario Vargas Llosa nos trae una novela donde los grandes héroes lo son por las cosas pequeñas que hacen, por las en ocasiones microscópicas batallas que se libran en el día a día en un País que ostenta cierto crecimiento económico y también delincuencial. Muy parecido a México, también, sólo que con más de lo último.

“El héroe discreto” nos acerca a Piura, al Perú que parece desbordarse en la exuberancia, donde mucha gente de bajos recurso halló la forma de impulsarse y posicionarse por encima de otros. Sin embargo, también nos encontramos con el Perú corrupto, la Sodoma y Gomorra latinoamericana, el espacio habitados por héroes que no dejan de ser humanos, que tienen debilidades, ambiciones y suelen equivocarse.

Esta última novela de Vargas Llosa da cuenta de los lugares sumidos en batallas: la familia, la calle y uno mismo. Ustedes, antes de leer esta reseña, habrán librado algún tipo de batalla. “El héroe discreto” construye la duda de quien se sienta exento de todo mal y de quien fanfarroneé sus osadías. Sin embargo, ante las injusticias cotidianas tejidas en la tela de un garabato de arañita queda la pregunta al aire: ¿qué hacer cuando aparezcan? Ustedes tienen la siguiente palabra.

Por: Rolando Ramiro Vázquez Mendoza.

Imagen: Portada del libro “El héroe discreto”, de Mario Vargas Llosa.
Mascultura 18-Oct-13