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Terrorismo académico

Ricardo Piglia nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires, en 1940 y se ha convertido en uno de los máximos referentes de las letras argentinas actuales. Sus novelas, cuentos y ensayos lo confirman como una de las plumas más interesantes y versátiles de la lengua española. Son célebres, por cierto, sus clases y seminarios sobre Borges y Macedonio Fernández, dos escritores que lo han influenciado fuertemente a lo largo de su ya larga trayectoria.

En su más reciente novela, "El camino de Ida", Piglia recurre nuevamente a uno de sus personajes emblemáticos, Emilio Renzi, para introducirnos en una historia llena de misterio y melancolía, de violencia, soledad y terrorismo en la que los detalles más insignificantes ocupan un lugar trascendental. Envejecido e invisible para las mujeres, Renzi decide olvidarse por unos meses del extraño padecimiento que lo aqueja, producido por el cansancio y el exceso de alcohol, llamado cristalización arborescente, y aceptar la invitación para impartir en la Taylor University de New Jersey un seminario sobre los años argentinos del escritor inglés W. H. Hudson. Extraviado y disperso, despechado y decepcionado de la vida, poco a poco el profesor argentino se inmiscuirá, al mismo tiempo, en las sórdidas dinámicas del mundo académico norteamericano y en los recuerdos de un amor que parece resurgir de las cenizas gracias a Ida Brown, una mujer dedicada cien por ciento a su profesión, directora del departamento de literatura, distinguida y elegante, discreta y callada, siempre asediada por los estudiantes, célebre y esnob, inteligente y reconocida especialista en Charles Dickens y Joseph Conrad.

Pero el reencuentro entre Ida y Renzi es apenas el inicio de una trama compleja, dividida en cuatro partes y siempre dispuesta a dar giros de 180 grados que, más que sacar de balance al lector, lo mantienen en vilo. Con un oficio narrativo envidiable, Piglia convierte un fragmento más bien frívolo de la vida de Emilio Renzi en una intrigante novela policiaca luego de la sorpresiva muerte de Ida en un misterioso accidente automovilístico. De esta manera, la desaparición de la famosa académica le asestará al desencantado Renzi un golpe muy duro que lo sumirá todavía más en la depresión y le impulsará a averiguar la naturaleza oscura de los acontecimientos. Con una curiosidad indomable que crece al enterarse de que desde hace muchos años se han suscitado una serie de atentados en contra de académicos de alto nivel, Renzi decide esclarecer la muerte de Ida con la ayuda de Ralph Parker, un detective privado que cultiva “una especie de cinismo romántico” que le hace ver el mundo como un pantano inhóspito.

Sin embargo, lo que en principio parece ser un viaje al inframundo de las universidades norteamericanas, lugares que, según Renzi, han desplazado a los guetos como espacios en donde se ejerce la violencia psíquica, termina con otro giro inesperado de la trama al poner a Thomas Munk, un brillante matemático formado en Harvard, ex profesor en la Universidad de Berkeley y autor de un radical Manifiesto sobre el capitalismo tecnológico, en el centro de la historia. “Fiel a los criterios de verdad que regían la lógica a la que dedicaba sus esfuerzos” aunque afecto también a las decisiones intempestivas, Munk abandonó su brillante carrera académica para vivir en aislamiento, de acuerdo con sus propios criterios. Dice Renzi: “Había dividido su vida en secuencias autónomas, que obedecían a la placidez y la quietud de los cambios naturales. La cuestión no era cómo hay que pensar lo que se vive, sino cómo hay que vivir para poder pensar”. Desde esa trinchera a la vista de todos, Munk planeó y llevó a cabo los atentados terroristas que lo hicieron famoso y temido en cada rincón de la unión americana. Sintiéndose único e invisible, consideraba a sus víctimas, a las que conocía demasiado bien, como “funciones del sistema, individuos que estaban llevando adelante una tarea destinada a destruir todo lo que era humano en la sociedad. Usaba la información disponible en cualquier biblioteca pública más o menos decente y leía en internet los informes de investigación disponibles y a partir de ahí organizaba sus objetivos.” Quizá por eso, tras atacar “a la intelligentzia tecnológica del capitalismo criminal, a sus responsables conceptuales, a sus ideólogos, a los científicos enloquecidos con sus máquinas infernales y sus prácticas biológicas”, se ganó el sobrio apodo de Recycler.

Así, pues, "El camino de Ida" de Ricardo Pilgia es, en un primer momento, una novela llena de impresiones subjetivas que nos presentan a un Emilio Renzi decadente y superado por las circunstancias y, luego, una novela policiaca que nos habla no sólo de la violencia latente en una sociedad como la norteamericana en donde se controla lo imaginario y se impone el criterio de realidad como única norma posible, sino de aquellos seres que sustituyen sus sentimientos por sus ideas y su compasión por sus convicciones. Individuos que, al igual que los personajes de las novelas de Joseph Conrad, están dispuestos a todo con tal de transformar la vida.

Finalmente, ¿quién fue Ida Brown? ¿Una académica respetable pero peligrosa para el bienestar de la sociedad? ¿Una cómplice de Thomas Munk o, mejor aún, su posible delatora? ¿Una simple profesora universitaria que murió en un accidente común y corriente? Como buen fabulador, Piglia no responde a ninguna de estas preguntas, lo cual obliga al lector a trazar el destino final de una vida célebre y misteriosa, entregada al silencio.

Ricardo Piglia: "El camino de Ida". Barcelona, Anagrama, 2013, 291 pp.

Por: Lobsang Castañeda.

Imagen: Portada del libro "El camino de Ida" de Ricardo Piglia.
Mascultura 17-Dic-13