Formar buenos lectores
Siempre han existido discusiones en torno a la escritura y, principalmente, a la lectura. Nadie puede negar hoy en día que saber leer y escribir es esencial para desarrollar casi cualquier actividad diaria, sobre todo si aspiramos a una mejor calidad de vida. Sin embargo, aunque no existan argumentos sólidos en contra de la adquisición de estas habilidades, lo cierto es que cada vez resulta más fácil caer en enunciaciones repetitivas y en una discusión que se vuelve monótona sobre la necesidad de crear lectores que, además, practiquen la escritura.
Felipe Garrido, en su libro “El buen lector se hace, no hace”, reflexiona sobre esta discusión que se ha sostenido durante años en las escuelas y en los organismos que deben ofrecer a los ciudadanos la oportunidad de formarse y desarrollarse en el ámbito laboral que mejor les convenga. De esta forma, el libro consta de una serie de reflexiones sobre la lectura y la escritura a través de la recopilación de ensayos y conferencias del mismo autor. En este contexto, Garrido destaca la relevancia que tiene el darnos cuenta de que, a pesar de ser un tema discutido cientos de veces, sigue siendo un problema latente en nuestra sociedad: “En México, se han dedicado enormes recursos económicos y humanos a erradicar el analfabetismo, y cada vez se está más cerca de lograrlo. Sin embargo, muchas de las personas alfabetizadas, algunas con muchos años de escuela, no pasan de ser lectores elementales, aunque tengan un título universitario.”
Es decir, nos hemos enfocado en formar ciudadanos que sean capaces de leer y escribir para realizar actividades básicas de la vida diaria, así como aquellas relacionadas con su trabajo, que en muchos casos terminan siendo mecánicas. Pero no hemos llevado a cabo un esfuerzo más consistente, que de llevarse a su fin nos daría un resultado mucho más concreto, formar lectores que sientan en el acto placer, que lean por gusto, por diversión, y no que vean la lectura como un acto obligatorio y, por lo tanto, desagradable. Estos son los lectores que cultivarán una mejor capacidad analítica, que tendrán un mejor desarrollo personal y social y, sin lugar a dudas, un mejor desarrollo humano.
Lograr esto no es sencillo, por eso Garrido revisa varias teorías que se han desarrollado en torno a este tema, así como las políticas implementadas por las escuelas y algunos métodos didácticos que beneficiaran a los primeros lectores para ser encausados en el mundo de la literatura. De la misma manera nos hace ver desde dónde podríamos tomar medidas al respecto: “Sólo en un pequeño número de familias donde escribir y leer son verdaderamente parte de la vida diaria puede un niño adquirir estas capacidades casi sin sentirlo, de manera cercana a la forma en que aprende a hablar. Lo habitual no es eso. Lo habitual es que para aprender a leer y a escribir, de manera más o menos elemental, un niño deba pasar diez o doce años en la escuela. Nuestra educación básica está todavía diseñada para alfabetizar a los estudiantes; no para formarlos como lectores.”
Esta es la meta de la educación básica, al menos en la teoría. Pero nuestra meta, la de cada individuo que contribuimos en el desarrollo educativo de un menor, llámese maestro, padre de familia, hermano, amigo, etcétera, así como en el nuestro propio debe ser formar o formarnos como lectores antes y después de la educación básica. Este libro brinda así luz en un camino muchas veces recorrido pero que todavía se encuentra en tinieblas.
“El buen lector se hace, no nace. Reflexiones sobre la lectura y la escritura”, Felipe Garrido. México, Paidós, 2014, 182 pp.
Por Perla Holguín Pérez
Mascultura 23-Oct-14