Atrapados en la noche del destino

1. En la década de los ochenta, en un país sudamericano flagelado por la guerra, un grupo de estudiantes radicales decide fundar la compañía de teatro Diciembre para montar recitales de poesía, lecturas dramatizadas y espectáculos en calles, plazas y edificios abandonados de la provincia, llevando así el arte al pueblo y celebrando todo aquello que, en principio, pueda mantener al público “despierto y riendo durante lo que de otro modo habrían sido las largas y solitarias horas del toque de queda.” Capitaneada por Henry Núñez, uno de los dramaturgos más talentosos de su generación, Diciembre cumple con su cometido hasta que, en 1986, su líder es arrestado y encarcelado por instigación y terrorismo tras representar “El presidente idiota”, una sátira mordaz de su autoría sobre un jefe de Estado arrogante y egocéntrico y su hijo, un patán presuntuoso y ratero de poca monta que, sin embargo, suscita el orgullo incondicional de su padre. Se trata, en efecto, de una farsa sobre el poder, el engaño y la violencia y, sobre todo, de una dolorosa crítica de la vida familiar que le costaría a Henry ocho meses de prisión en Recolectores, uno de los peores agujeros del país.

2. En Recolectores Henry convive con internos sórdidos, desequilibrados, locos, en constante tensión suicida y homicida y con Rogelio, un joven analfabeto acusado de fraude que poco a poco se va convirtiendo en su mejor amigo y, al final, en su amante, en el único y verdadero amor de su vida. Sin embargo, tiempo después de salir de la prisión, Henry se entera de que ha habido una revuelta en el penal y que varios presos, entre ellos Rogelio, han sido brutalmente masacrados. Este evento será decisivo para el líder de Diciembre quien, a partir de ese momento, se vuelve melancólico y taciturno aunque dispuesto a revivir la compañía para salir nuevamente de gira por pueblos, aldeas y pequeñas ciudades. Así, junto con Patalarga, otro de los miembros de Diciembre, Henry hará audiciones para hallar a un tercer actor que forme parte del proyecto y ayude a montar de nueva cuenta “El presidente idiota”, recayendo la responsabilidad en Nelson, un joven actor, dramaturgo y admirador de Henry desde la infancia.

3. Mientras que para Henry la nueva gira es más bien una fuga o una oportunidad para exiliarse de su vida triste y monótona, para Nelson representa la posibilidad de entrar en un mundo distinto, alejado de su madre, de su hermano mayor y de su amante Ixta, la cual está embarazada, aunque no se sabe si de él o de su pareja Mindo. Las luchas emprendidas por Diciembre en cada pueblo para ser aceptados y hacerse de público logran que Henry y Patalarga recuerden constantemente lo sucedido veinte años atrás, durante la primera gira de la compañía, y que Nelson, por su parte, descubra lo que es actuar de verdad, transformarse en otra persona y asumir su papel las 24 horas del día. Por azares del destino la gira los lleva hasta el pueblo de Rogelio y, en un arranque de culpa y remordimiento, Henry acude a visitar a su madre, Doña Anabel, una mujer fustigada ya por la demencia senil que ignora la reclusión y muerte de su hijo menor en Recolectores. Este hecho detonará una serie de equívocos e imposturas que transformarán, primero, a Nelson en Rogelio, tras ser confundido por Doña Anabel y, segundo, a Nelson en el probable asesino de Mindo, el novio celoso de Ixta.

4. Cabe señalar que la vida de Henry, fundador de Diciembre, y de Nelson, un joven envuelto paulatinamente en la desgracia, es contada por un narrador que, de manera incidental, los conoció a ambos por ser él también nativo del pueblo de Rogelio. Colaborador de una revista de corte policíaco, la pericia del narrador lo lleva a hurgar en los diarios de Nelson y a entrevistar a todos aquellos que, de una u otra manera, han incidido en una historia insólita, repleta de silencios, omisiones, confusiones, dudas y, sobre todo, imposturas, fingimientos, sustituciones y cambios de identidad. Mezclando vida y teatro hasta hacerlos indistinguibles, el narrador nos muestra a Henry y a Nelson como protagonistas de una misma historia que corre por cauces paralelos que de un momento a otro chocarán. Cauces que, como era de esperarse, se perderán en la cruel y amarga oscuridad del destino, esa oscuridad en la que todos, en mayor o menor medida, andamos a tientas y en círculos.

5. Dueño de un estilo rico en matices, por momentos sobrio y directo y por momentos de un lirismo siempre oportuno, Daniel Alarcón ha fraguado una emotiva novela sobre el amor, la amistad, la muerte, la identidad y la magia del teatro. Con un aliento narrativo que va creciendo conforme se avanza en la lectura, “De noche andamos en círculos“ nos demuestra que los hombres atormentados siempre se reconocen y acompañan aunque pertenezcan a generaciones diferentes o sus preocupaciones provengan de lugares distintos. Son, en efecto, criaturas de la noche a las que no les queda más que tomarse de la mano y caminar juntos hasta que alguno caiga y arrastre a los demás por el abismo de lo inevitable.

Daniel Alarcón: “De noche andamos en círculos”. Traducción de Jorge Cornejo Calle, México, Seix Barral, 2014, 379 pp.

Por Lobsang Castañeda