Cómo meditar sin maestro

Uno de los grandes mitos en torno a la meditación afirma que es necesario mantener la mente vacía, en blanco, para lograr los beneficios de esta práctica. Sobra decir que “meditar” bajo esta creencia se torna prácticamente imposible y por eso, aquellos que se acercan a esta disciplina pensando en que podrán vaciar su mente, terminan por abandonar sus esfuerzos.

A grandes rasgos, meditar consiste en fijar la atención, observando y permitiendo que los pensamientos, sensaciones y emociones nos “habiten” de forma pacífica, sin dejarnos arrastrar por todas estas circunstancias. Más que mantener la mente en blanco se trata de mantenerla ocupada, enfocada y atenta en aquello que nosotros hemos convertido en objeto de nuestra meditación. De acuerdo a la tradición Vipassana, es nuestra propia respiración el ancla de la meditación. Observando la entrada y la salida del aire a nuestro cuerpo es como logramos aquietar nuestra mente. Como toda disciplina el proceso no es fácil pero tampoco imposible, todo consiste en entrenar, en este caso nuestra mente, en la atención plena.

Buda, en sus enseñanzas, habló de la importancia de domar la mente comparándola con un elefante salvaje. Un paquidermo desbocado puede causar daños y destruir todo a su paso, igualmente, una mente inestable o caprichosa puede causarnos daño y lastimar a quienes nos rodean.

En estos momentos, en que el estrés causa estragos entre la gente, elevando las estadísticas de enfermedades relacionadas con este padecimiento (hipertensión, cardiopatías, depresión, etc.) la meditación de atención plena -también conocida como mindfulness– ha demostrado ser una herramienta eficaz para abatirlo. Sólo hace falta dejar a un lado los prejuicios y probarla.

Es cierto que ahora es más común encontrar grupos de meditadores e infinidad de libros sobre el tema, pero para muchas personas la meditación sigue siendo un tema que se les resiste, la práctica sedente (sentados, en silencio y con expresión serena en el rostro. La imagen más trillada de la meditación) les resulta inquietante, lo que dota a todo el proceso de tensión impidiendo lograr una adecuada práctica. Para todos aquellos curiosos que desean explorar esta disciplina, pero también para los expertos meditadores es el libro que recomendamos en esta ocasión: “Cómo entrenar a un elefante salvaje”, de la pediatra y maestra zen Jan Chozen Bays.

No se trata de otro ensayo sobre lo que es y no es la meditación, ni de los beneficios de practicar mindfulness, mucho menos se adentra en la filosofía budista. Se trata de un manual práctico, con instrucciones claras y concisas para todos aquellos que deseen incorporar la meditación en su vida cotidiana. 53 ejercicios semanales para adentrarnos en los beneficios de la práctica de la meditación activa, diseñados para occidentales inmersos en rutinas que no pueden parar. Un libro para acompañarnos durante todo un año en nuestra práctica meditativa. Instrucciones para conectar con nuestra respiración y ayudarnos a enfocar nuestra mente. Cada ejercicio está acompañado por una enseñanza para profundizar en diferentes temas relacionados con las emociones, sensaciones y pensamientos, encaminando nuestros pasos hacia una vida plena. ¡Más sencillo imposible!

Por: Andrés Mayo Góngora

Imagen: Portada del libro “Cómo entrenar a un elefante salvaje”, de Jan Chozen Bays.
Mascultura 05-Ago-13