Tres siglos de Arte Moderno

Tres siglos de Arte Moderno

Un recorrido por la incontenible energía del arte moderno del siglo XX a través de las obras artísticas más trascedentes, descrita con detalle y acompañadas de ensayos introductorios de los grandes movimientos, desde el impresionismo hasta el arte conceptual.

“Obras revolucionarias de los pioneros del arte moderno”

Trágicos y bellos detalles de la humanidad en el arte, despliegue de colores admirados por ojos que dan la impresión de ser mosaicos en espejos.

Y la representación concreta de la imagen con la materialidad de la naturaleza, de lo humano de las emociones, la sexualidad, el amor, el odio envuelve el alma con sus colores. Partiendo de un concepto creador como la fuerza activa en el espacio que mantiene el desarrollo y determina una intensidad material que puede llevarte a vacíos o a un ejemplo vivo de belleza e imaginación.

“Ser moderno significa ser innovador, mirar hacia delante; técnica moderna, sociedad moderna y, finalmente, el arte moderno. La modernidad comienza en el siglo XVIII con la industrialización y la Revolución francesa e introduce un cambio radical en todos los ámbitos de la vida social, la ruptura de las viejas tradiciones. Se establece como modelo mental explícito en el siglo XIX.

“También la historia del arte moderno se atiene a grupos artísticos que no secundan los ideales comunes ni las modas de temporada, sino que exploran decididamente nuevas tierras entre constantes dificultades que analizan y amplían los límites del medio artístico.

El inicio de la modernidad en el arte se sitúa en el año de 1863, cuando Edouard Manet pintó Almuerzo campestre y Olimpia, dos cuadros que provocaron legendarios escándalos.

Émile Zola que, en sus notas a las exposiciones del Salón de París, no dejó de destacar la posición capital de Manet en el arte moderno de su tiempo, defendía los mismos puntos de vista que el pintor: “siento la más profunda admiración por las obras individuales creadas de una sola vez por una mano poderosa y única. No se trata, de que gusten o no gusten; se trata de ser uno mismo al mostrar abiertamente el propio interior de representar energéticamente una personalidad.

“De la concepción del artista como innovador poco menos que heroico, el expresionismo abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial puede considerarse como la última época de la modernidad clásica. La imagen del artista comienza a tambalearse con el pop art de la década de 1960 y con el minimal art o arte minimalista posterior. Los opuestos en épocas pasadas, los polos de la tradición y la innovación se unen en una estrategia artística en la que la modernidad no ha perdido su explosividad”.

Información extraída de Arte moderno 1870-2000, del impresionismo a la actualidad, Barcelona: Taschen, 2016, 693 pp.

Las mejores obras de arte no están en el Louvre, sino en gandhi.com.mx

MasCultura 10-jun-16