Perfil: Shirley Jackson y la casa embrujada

La fama le llegó repentinamente, como un relámpago. Fue gracias a “La lotería”, cuento publicado el 26 de junio de 1948 en la revista The New Yorker. El texto provocó una avalancha de correos que desbordó el escritorio del editor en jefe.

En algunas cartas le pedían que revelara el nombre del pueblo donde ocurre la acción; en otras, la mayoría, la protesta y la indignación de los lectores se traducían en la amenaza de una cancelación masiva de suscripciones. ¿Qué ingredientes contenía “La lotería” como para provocar semejante reacción y establecer el récord de más cartas recibidas, hasta ese momento,en la historia de The New Yorker?

Shirley Jackson, la autora de “La lotería”, nació en San Francisco, California, el 14 de diciembre de 1916. Desde su paso por la Universidad de Siracusa, en Nueva York, colaboró en diversas revistas publicando cuentos, y donde conocería a su futuro esposo, el crítico literario Stanley Edgar Hyman. En la más reciente biografía de la autora, Shirley Jackson: A Rather Haunted Life, escrita por Ruth Franklin, se revelan aspectos de su infancia que podrían explicar la temática de sus historias. Su madre, Geraldine Jackson, mujer conservadora y chapada a la antigua, criticaba constantemente el aspecto de su hija, su poco interés en lucir “como una mujer” y su sobrepeso. En un arranque, le confesó que ella había sido producto de un aborto fallido. En las cartas que siguió enviándole a pesar de la distancia, Geraldine no dejó de humillar a su hija.

Es probable que como una manera de escapar a este acoso psicológico, Shirley encontrara en la ficción la mejor salida. Es sabido que ella misma se encargó de propagar la idea de que era bruja, que coleccionaba grimorios y leía el Tarot. Sin embargo, la baja autoestima cultivada desde que era pequeña, le cobraría factura. Si en sus cuentos se respira un ambiente sobrecogedor, de personajes ensimismados y sin posibilidades de enfrentar al mundo, un buen día Shirley ya no pudo salir más de su casa. El parte médico señaló: agorafobia y ansiedad aguda, caso parecido al de Constance, personaje de We Have Always Lived in the Castle.

El fracaso de su matrimonio selló para siempre su destino. El alcohol y su adicción a las metanfetaminas, en ese entonces recetadas para contrarrestar la obesidad, terminaron por matarla el 8 de agosto de 1965.

Gracias al tiempo, la calidad de su escritura y varios escritores que han reconocido su trabajo y luchado para que su obra no se olvide, entre ellos Neil Gaiman y Stephen King, hoy Shirley Jackson es reconocida como una de las grandes cuentistas estadounidenses, no tanto por el miedo de sus historias sino por hacernos conscientes de que en la mente de todos nosotros existe una casa embrujada.

MasCultura 04-nov-16