Las historias del archipiélago. Hazel Robinson Abrahams: No give up maan! ¡No te rindas!,

Las historias del archipiélago. Hazel Robinson Abrahams: No give up maan! ¡No te rindas!,

Desde hace pocos años, la UNAM comenzó a publicar una colección indispensable que se acorazó con un título preciso:

Vindictas —se lee en la página web donde la presentan— proviene del participio del verbo latino vindico, que significa “vengar”, “castigar”, “entregar”, “proteger”. Vindictas es un nombre combativo y generoso. Da cuenta de la lucha contra el olvido mediático y la invisibilidad de la obra de creadoras latinoamericanas; contra la extensa serie de obstáculos, prejuicios y reparos con que se han topado a lo largo de la historia, entre ellos, la normalización de su borradura.

El título más reciente de esta colección es No give up maan! ¡No te rindas!, la primera novela de Hazel Robinson Abrahams, prologada por Cristina Bendek, quien nos regaló las siguientes palabras durante una conversación.

1. Hoy nos reunimos en torno a No give up maan! ¡No te rindas!, una de las novelas de Hazel Robinson. Desde su título, se intuye algo muy importante: el multilingüismo de nuestro archipiélago caribeño. No give up maan! fue publicada por vez primera en 2001 y es fundamental para la literatura del Caribe y el archipiélago de la Provincia de San Andrés, el cual se encuentra a 720 kilómetros del punto continental más cercano de Colombia. Se trata de un lugar marcado por el patrimonio anglófono y francófono, al que se suman las lenguas hispanas, africanas y jamaiquinas. La publicación de No give up maan! resulta muy emocionante, pues nos muestra cómo las narrativas que no eran muy reconocidas en Colombia ahora ocupan el lugar que les corresponde y, además, es genial que también se puedan leer en México.

2. Hazel fue la primera mujer columnista que escribió para un periódico de circulación nacional: El Espectador. Su columna se llamaba “Meridiano 82”, justo como el que limita con Nicaragua, pues el archipiélago se encuentra más cerca de este país que de la costa colombiana. Allí comenzó Hazel su ejercicio literario, que años más tarde desembocaría en No give up maan! ¡No te rindas!

Lo que me fascina de su literatura es que, a pesar de ser una mujer que nació en una época en la que todo el archipiélago colombiano estaba marcado por un conservadurismo político muy profundo, logró transmitir un mensaje rebelde. Y, además, le imprimió una frescura increíble a sus personajes femeninos. Hazel puede darse el lujo de escribir lo que quiera, pues ella hace lo que le da la gana con el lenguaje y cambia del inglés al creole y al español. Sus personajes son geniales: ellos viven situaciones que el lector intuye que van a pasar, pero la manera como suceden siempre resulta maravillosa. Tiene un romanticismo que, a pesar de ser muy clásico, logra sentirse fresco y juvenil para reflejar el espíritu de Hazel y su literatura.

Además de todo lo que me emociona, la obra también tiene un poder decisivo: ella representa la raíz de un mundo. No give up maan! ¡No te rindas! es la primera novela sobre un lugar del que jamás se había escrito. También se trata de una historia que comienza con la destrucción, con la necesidad de buscar alternativas para sobrevivir en una isla que exige mucho y desgasta la energía. Y, por supuesto, es la novela de la pasión juvenil, del descubrimiento de cosas siniestras y de cómo la geografía y los personajes pueden ser utilizados de manera egoísta, como sucede con los naufragios. A pesar de todo esto, sus personajes jamás se dan por vencidos. Hazel no trata de juzgar al mundo, sino que busca aceptar su flujo. Ella y sus personajes aceptan lo que venga.

Son muchas las anécdotas sobre Hazel que conocemos en el archipiélago. Durante mucho tiempo estuvo casada con un estadounidense. Ellos se conocieron en la isla y se fueron a vivir a Estados Unidos. Años más tarde, Hazel regresó y compró una casa en Providencia. Durante las décadas de su matrimonio, creó una colección de campanas. Tenía una mesa llena de todo tipo: pequeñas, grandes y de todos los tonos. Un día, alguien que estaba de visita le preguntó: “¿Por qué las juntas?”. Ella le respondió: “Esta colección la formé con el tiempo, cada una de las campanas representa una discusión con mi esposo, hay algunas muy grandes y también hay otras que son muy pequeñas”. 

Hazel es una mujer directa, jamás da rodeos con sus opiniones. Ella vive en San Andrés porque allí se siente en casa y, arropada por el Caribe, cuenta las historias de islas que, de otra manera, tal vez habrían perdido su voz.+