El día de ayer, contando 87 años de edad, falleció en Manhattan el periodista Tom Wolfe, a quien se le recuerda como el padre del Nuevo Periodismo.
Wolfe fue una figura destacada en las letras estadounidenses no solo por sus labores como periodista en las décadas de los 70 y 80, sino también por la publicación de una buena tanda de cuentos y cuatro novelas muy exitosas: La hoguera de las vanidades (1987), Todo un hombre (1998), Soy Cahrlotte Simmons (2002) y Bloody Miami (2012). Antes de poner su pluma al servicio del periodismo, Wolfe intentó ser beisbolista, estudió Literatura Inglesa y se doctoró en Filosofía.
Fue en 1962 cuando comenzó a trabajar como reportero en la revista Esquire, The New York Herald Tribune y el Washington Post. Desde aquellos años, Wolfe, fuertemente influido por el realismo literario, comenzó a explorar una forma diferente de relatar los sucesos noticiosos: le importaban más los detalles, los diálogos y las actitudes de la sociedad que los hechos mismos. Durante once años, Wolfe propuso esta forma de narración periodística, pero fue hasta 1973 cuando pudo darle forma y continuidad en un suplemento del The New York Herald Tribune.
Además de sus trabajos en diversos diarios y revistas, Wolfe publicó algunas piezas periodísticas que cambiaron radicalmente el concepto del periodismo en EEUU. Entre esas obras se cuentan Ponche de ácido lisérgico, El nuevo periodismo, En nuestro tiempo y Las décadas púrpura, entre otros. En su opinión, ese nuevo periodismo por el que estaba apostando fuerte debía “demostrar que la realidad nos pasa delante de los ojos como un relato, en el que hay diálogos, enfermedades, amores, además de estadísticas y discursos.” Sus aportes, junto con los de Truman Capote, Gay Talese y Hunter Thompson, además de ser testimonios fieles de los cambios culturales de su época, cambiaron para siempre la forma de capturar e informar la realidad.
Más allá de su labor como periodista, Tom Wolfe buscaba atrapar todos los detalles de la sociedad en sus creaciones. Quizá es por eso que La hoguera de las vanidades es considerada una de las mejores novelas que sobre Nueva York se han escrito. Fue tanto así que el director Brian de Palma la llevó al cine y aún sigue siendo una gran referencia. En algún momento de su carrera, Wolfe declaró ser un “reivindicador de Balzac”, lo que le valió ser conocido, durante varias décadas, como el Balzac de Park Avenue.