México presenta su mejor arte en el museo de Ningbo, obra del último Pritzker

México se convirtió hoy en el primer país en presentar una exposición artística en el emblemático Museo Histórico de Ningbo, en el este de China, obra maestra del último Premio Pritzker de arquitectura, Wang Shu.

Con la muestra "México, antología visual: el color de la armonía", que se exhibirá hasta el próximo 27 de junio en la ciudad oriental, el público local podrá disfrutar de una selección de lo más representativo del arte mexicano del último medio siglo.

En total se presenta medio centenar de obras de numerosos autores, entre ellos, grandes nombres de las artes plásticas de las últimas décadas, como el muralista Diego Rivera, la surrealista Leonora Carrington, Rufino Tamayo, Rafael Coronel, Rodolfo Morales y los escultores Javier y Jorge Marín, entre otros.

Tras celebrar en Seúl los 50 años de relaciones diplomáticas mexicanas con Corea del Sur, la muestra ha viajado hasta Ningbo para festejar los 40 años de lazos bilaterales de México con China, para después trasladarse a Japón.

Curiosamente, México no eligió, para presentar esta muestra en China, grandes ciudades como Shanghái, Pekín o Cantón, sino que decidió hacerlo en Ningbo, y en el museo, inaugurado en 2008, que es por ahora la obra emblemática del primer premio Pritzker chino de la historia.

"México quiere tener presencia no solamente en las dos o tres ciudades principales de China, sino también en las de cinco, seis u ocho millones de habitantes, que también representan una actividad cultural, económica y comercial sumamente importante para el país", explicó el cónsul mexicano en Shanghái, Rolando García Alonso.

"Aquí en China, un país tan grande y tan disputado por la atención del mundo, es importante que México dé pasos estratégicos en su difusión" y para "ser un socio permanente para China", concluyó.

El diplomático añadió que, además, es un "orgullo" para México ser el primer país en mostrar su arte en el Museo Histórico de Ningbo desde que Wang Shu recogiera "el premio más importante al que cualquier arquitecto del mundo puede aspirar".

Antes de que el edificio adquiriera fama mundial, ya era visitado, al menos, por un millón de visitantes al año, explicó Qian Lu, subdirector del museo, claro ejemplo de la arquitectura ecológica y armoniosa con el entorno característica de Wang.

La fachada del edificio, que imita en su forma a una antigua fortaleza china, está recubierta sobre todo de pedazos de tejas y ladrillos de colores blancos y negros, así como de superficies de cemento impresas con cañas de bambú, lo que recuerda a los colores de la arquitectura tradicional del este de China.

De hecho, se trata de materiales de edificios centenarios derruidos durante la modernización de Ningbo, que datan de las dinastías Ming y Qing (desde el siglo XVII al XX), por lo que las paredes del museo son "como un envoltorio de pedazos de historia para exhibir más arte e historia", comentó Qian.

Imagen: Fotografía del Museo Histórico de Ningbo.
Ningbo (China), 1 jun (EFE)