Fracasos que merecen un museo

Fracasos que merecen un museo

 12 de noviembre de 2020

Diariamente compañías y equipos de trabajo de todo el mundo desechan “malas” ideas. Identificarlas y descartarlas es, probablemente, el objetivo de cientos de miles de puestos de trabajo alrededor del mundo. Sin embargo, un puñado de esas ideas funestas logran “colarse” hasta ser ejecutadas por grandes compañías.

Una vez que una idea se ve sometida a las exigencias del mundo real, sus fallas se develan evidentes; su mal gusto o su inoperancia las encaminan al basurero de la historia. Aunque algunos de esos fracasos hayan pavimentado el camino de la innovación…

El Museo de las Fallas, ubicado en Helsingborg, Suecia, se ha propuesto exponer aquellos productos fallidos que han dado tanto de qué hablar que merecían un mejor destino que el ser olvidados. Su declaración de principios es clara, su colección se conforma “de productos y servicios fallidos de todo el mundo. La mayoría de los proyectos de innovación fracasan y el museo muestra estos fracasos para brindar a los visitantes una experiencia de aprendizaje fascinante. Cada elemento proporciona una visión única del arriesgado negocio de la innovación”.

Entre los productos fallidos que se exponen, se encuentra un condón en espray, una televisión 3D, la polémica -por decirlo suavemente- Trump University, un urinario portátil para los amantes del golf, los anteojos de Google, una línea de sofás rellena con aire caliente, una bicicleta hecha enteramente de plástico y hasta unas tráqueas sintéticas…

En fin, la colección del Museo de las fallas está compuesta por más de 100 objetos y servicios que fueron ofrecidos en distintas partes del mundo. +