La tele es buena, pero esto es mejor: Entrevista con Ken Follet

Viste de traje, camisa blanca y corbata azul marino, tejida. Pañuelo claro en el bolsillo del saco. Sus lentes negros contrastan con la blancura de su cabello. A pesar de la fama que lo antecede, Ken Follet es un hombre tranquilo, de voz pausada y modales ingleses, aunque sin llegar a ser flemáticos. 

Quienes lo acompañan parecen más nerviosos. Quizá sea la paciencia una de las virtudes que se obtienen después de vender más de ciento cincuenta millones de libros en todo el mundo. Tras las presentaciones de rigor, Follet afirma que sí siente cierta presión a la hora de sentarse a escribir el siguiente libro, pero eso no le quita el sueño: “Sí siento presión, pero no creo que sea algo malo. La mayor ventaja que tengo es que hay millones de personas esperando mi siguiente libro. No estoy acostado de noche pensando ‘Dios mío, ¿este libro será suficientemente bueno?’, aunque cuando me siento a trabajar pienso que esto debe ser muy bueno para que satisfaga a esos diez millones de personas que lo esperan. Y no me molesta, sino que creo que me ayuda a concentrarme más.”

Ken Follet no niega su predilección por la Edad Media, no por nada le dedicó una trilogía entera en Los pilares de la tierra. Él mismo explica las razones: 

“Supongo que me gusta porque es una época bastante brutal, un momento muy cruel. Aun así fue el momento en el que los seres humanos construyeron los edificios más hermosos de todos, las catedrales. Y una de las cosas que me fascinan sobre las catedrales es que fueron construidas por gente pobre que vivía en chozas de madera y se sentaba en el piso. La gente común no tenía camas en la Edad Media. Creo que es eso, el contraste entre las vidas que llevaron y las cosas tan bellas que crearon, lo que me parece tan fascinante”. 

A la siguiente pregunta, Ken Follet sonríe. Queremos saber qué personaje hubiera interpretado en la Edad Media: “Habría sido muy inútil. No hubiera sido un buen soldado, ni un buen sacerdote (ellos tenían que ser célibes). Realmente no había lugar para un escritor y habría sido malísimo en la agricultura, el tejido o la elaborando panes. Probablemente hubiera sido uno mendigo a la entrada de una ciudad pidiendo dinero para pan.” 

Con El umbral de la eternidad, el autor, nacido en Gales en 1949, culmina su última trilogía, dedicada al siglo más sangriento en la historia de la humanidad, en el que se pusieron en juego las libertades de que gozamos actualmente. En sus personajes se percibe un sentimiento de esperanza y un irrenunciable deseo de libertad: “Es probable que ser optimista sea parte de mi personalidad, pero cuando reviso la historia del siglo XX, eso veo. Ocurrieron cosas terribles, como lo que hicieron los nazis, pero fueron derrotados. En El invierno del mundo hay descripciones muy gráficas sobre los crímenes que cometieron, pero al final fueron derrotados y Alemania es ahora una democracia, la gente tiene derechos civiles, los judíos pueden vivir prósperamente y hacer negocios y enviar a sus hijos a la universidad. A fin de cuentas, aunque pasó algo terrible, podemos mirar y darnos cuenta de que ahora las cosas están mejor de lo que estaban aunque debemos de seguir luchando. Una vez que obtienes libertad y derechos civiles, no los tienes para siempre, te los pueden retirar, como sucedió en Alemania en 1933.” 

¿Cuál es el secreto de Ken Follet? En un mundo donde se supone que se lee menos por falta de tiempo o de interés, no deja de sorprender que la gente se enganche con libros de más mil páginas, que devora en cuestión de días: “Creo que la principal razón por la que la gente disfruta mis libros es porque les gusta la historia, se involucran con los personajes y quieren saber qué sucede después. A veces me dicen ‘en verdad disfruté el libro y aprendí algo’. Eso es un plus que a la gente le gusta tener en un libro. No es algo que suceda a menudo con la televisión. La televisión no es tan profunda, y realmente creo que si nosotros los escritores queremos que la gente lea libros, tenemos que lograr que apaguen la televisión. La televisión es muy fácil y está muy bien hecha. Las series son brillantes, están bien escritas, bien dirigidas. Pero necesito que piensen ‘la tele es muy buena, pero esto es mejor’. Si puedo darles algo extra, además del placer de una buena historia, también aprenden algo. Me parece que eso me ayuda a que ellos apaguen la tele.”

Y es que los lectores de Ken Follet no sólo están en Europa, epicentro de sus historias. Su impacto en Latinoamérica y en México es indiscutible: “Estoy fascinado de contar con lectores que viven en países tan lejanos y tan distintos al mío. Me siento muy halagado de que personas que tienen un estilo de vida diferente respondan a los temas de mis historias, los temas del amor y la guerra, la revolución y la vida en familia, lo que, me imagino, es lo mismo en cualquier lugar. En los últimos días, muchísimos lectores mexicanos se han acercado a mí para decirme ‘gracias por escribir los libros, los disfruté mucho’. Eso es lo que quiero, para eso vivo, por eso escribo libros, porque quiero que así se sienta la gente. Es maravilloso que los lectores mexicanos se sientan así.” 

Por Yara Sánchez De La Barquera Vidal
 

Esta entrevista se realizó en enero del 2015 dentro del número 68 dedicado al tema "ENTREVISTAS 2014", la cual reproducimos integramente.

MasCultura 17-nov-16