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Duffy/Bowie en el Museo de la Ciudad de México

Dos de las fotos con más poder que retratan la carrera invaluable de David Bowie son las portadas de los discos Aladdin Sane (1973) y Lodger (1979). En la primera, una de las imágenes más veneradas del músico, donde un rayo de maquillaje le parte el rostro estando con los ojos cerrados. En la segunda, Bowie aparece en un plano cenital de estilo forense: está decaído, con los brazos rotos y la piel contusionada, como si fuera la víctima de un accidente.

Ambas tomas están firmadas por el mismo hombre, Brian Duffy (1933-2010), uno de los fotógrafos más duros, anárquicos y salvajes del Reino Unido cuyo lenguaje visual dicen bastante de su imaginación y oscura creatividad. Era el más veterano del clan conocido como “El trío Terrible”—con Terence Donovan y David Bailey —, que tiempo después fueron bautizados como “The Black Trinity” por su comportamiento y estilo desenfadado en las fiestas y escenarios de Londres. Retrataron con voracidad cada noche de los años sesenta y setenta y cada imagen llegó a ser calificada como si fuese un asalto sexual.

La cámara de Brian Duffy capturó desde la realeza de Hollywood como Michael Caine, Brigitte Bardot, Julie Andress y Sidney Poitier hasta grandes estrellas del rock como John Lennon, Black Sabbath y Deborah Harry (Blondie), pasando por las bellezas de los sesenta como Jean Shrimpton y Joanna Lumley o leyendas legendarias como William Burroughs o Amanda Lear, entre otros. Sobre esto existen testimonios memorables que afortunadamente se pueden apreciar gracias al valioso trabajo de su hijo Chris, quien se tomó la tarea de reunir material para formar un archivo que le rinde homenaje a la lente de una de las personalidades más influyentes en la historia de la fotografía británica.

Su historia con David Bowie comienza en 1972 cuando fue enviado para documentar su caracterización como Ziggy Stardust. David y Duffy se identificaron rápidamente y cuando David le pidió a Duffy que hiciera la fotografía de la portada de su nuevo álbum en 1973, Duffy interpretó equivocadamente lo que David quería y de ese “error” nació Aladdin Sane. Duffy diseñó el maquillaje en la cara de David y su inconfundible portada del álbum, misma que se ha convertido en la imagen que lo definió e inmortalizó.

Duffy llevó a cabo tres sesiones más con él: Thin White Duke en Nuevo México, mientras Bowie filmaba ahí la película The Man Who Fell to Earth en 1975, Lodger en 1979 donde Bowie decidió hacer una interpretación de un hombre cayendo utilizando cables jalando de él y Scary Monsters en 1980.

El próximo viernes 16 de diciembre, El Museo de la Ciudad de México recibirá Duffy/Bowie, una colección cuyo resultado es una serie de cinco sesiones fotográficas en las cuales el fotógrafo inglés plasmó imágenes más icónicas del legendario músico.

 La exposición permanecerá hasta el 29 de enero del 2017. Vale la pena señalar que el día de la apertura (16 de diciembre) la entrada será libre. Después de esa fecha el acceso general al Museo de la Ciudad de México será de $29 pesos (estudiantes, maestros o personas INAPAM pagarán $14.50).
 

MasCultura 13-dic-16