Columna Fábulas del Tío Hofs: "Deje al chamaco en paz"

Tortuga: Deje al chamaco en paz. Cambie el disco. Viva con ello.

Aquiles: No puedo. No mientras no haya justicia en este mundo.

Tortuga: Teclea como un verdadero frenético. Y le apuesto a que el escuincle ni lee los comentarios de su canal. Menos cuando hay… ¿389? ¿En verdad? ¿Y apenas publicó el video en la mañana?

Aquiles: No hay justicia en este mundo.

Tortuga: ¡Cuatro mil “megusta”! Y sólo tres “nomegusta”. Wow.

Aquiles: Y los tres míos. Desde mi compu, mi celular y el suyo. Lo tomé prestado.

Tortuga: Y doce mil reproducciones. Wow. Pues… de hecho, si lo piensa tantito… no es tan erróneo que el chamaco se compare a sí mismo con Elvis.

Aquiles: No diga tonterías. Justo eso es lo que me tiene tan molesto. ¿A qué nos va a llevar esto? Si hoy reseñan libros vestidos como el rey del rock, mañana lo harán como el mismísimo Papa. No hay moral. Alguien tiene que pararlos.

Tortuga: Oiga… no es mala idea. ¿Se imagina un video en donde Su Santidad, solideo y todo, reseñe la serie del Capitán Calzoncillos? Sería un bombazo.

Aquiles: Ya deje de distraerme. Le estoy cantando unas cuantas a este hereje del rock.

Tortuga: Súper Wow. Ya son cuatrocientos veinte comentarios. Su diatriba se va a perder en ese maremágnum de elogios. ¿Ya vio lo que le propone sexy_brittany09? Me pregunto si será legal. No creo que tengan edad ni para comprar cigarros.

Aquiles: No se preocupe. Pienso trollear al “rey” en todas las redes. Ya hasta estoy aleccionando algunos bots.

Tortuga: También habría que revisar su concepto de justicia, oiga. El chamaco firmó mil quinientos libros en la feria. Usted cuatro. ¿Cuál es el problema?

Aquiles: Eran libros de otros autores.

Tortuga: Ajá. ¿Cuál es el problema?

Aquiles: A él le toma quince minutos reseñar un libro que a otra persona le tomó escribir dos años.

Aquiles: Ajá y doble ajá. ¿Cuál es el problema?

Tortuga: Okey. ¿Además del celo enfermizo y la envidia natural y las ganas de matar que produce esta falta de balance y mesura en el mundo editorial? Nada. Me cae gordo, pues.

Aquiles: A mí no. Me hace reír.

Tortuga: ¿O sea que es su seguidor? ¡Acabáramos!

Aquiles: Y usted también, como buen hater.

Tortuga: Antes para ser rockstar había que tocar o cantar. Acá el amigo no hace sonar ni un peine.

Aquiles: No es para tanto. Cuando al final de sus videos dice: “Let’s rock and roll” y hace como si golpeara una guitarra, le echa entonación.

Tortuga: Deje de fangirlear. No le va.

Aquiles: Piense en ese momento en el que Elvis, Scotty & Billy se atrevieron a tocar “That’s alright (Mama)” dándole ese toquecito diferente. Corría 1954 y la palabra rocanrol aún no estaba en la cabeza de nadie. Piense en aquel DJ de Memphis, Dewey Phillips, quien tuvo que tocar el single catorce veces seguidas en el transcurso de su programa al aire. ¡Catorce veces! ¿No le suena un poco como esos cuatro mil “megusta”? Espere. Ya son seis mil.

Tortuga: No. Seis mil doscientos. Ay, mi úlcera…

Aquiles: Aún faltaban dos años para “Blue Suede Shoes”. El rey tenía diecinueve y ya estaba sacudiendo la radio con su voz, con su ritmo. El que lo tiene, lo tiene.

Tortuga: Maldita sea. Es cierto. Todo esto es inútil. Incluso había acariciado la posibilidad de que su fama lo llevara a un camino de decadencia autodestructiva, como suele ocurrir. Pero está muy lejos todavía de los veintisiete años. El mayor rockstar del país todavía está en la prepa y no sabe quién fue Chuck Berry. O Little Richard. O Bill Haley. ¿Sabe que se lo pregunté por Twitter y me respondió: “hable con mi agente”?

Aquiles: Ánimo. Cuatro libros no está tan mal. Hay quien no firma ninguno.

Tortuga: Tiene razón. Hay muchas formas de rocanrolear. “Escribir, por ejemplo…”.

Aquiles: ¡Ése es el espíritu! Ahora que… si lo que quiere es fama…

Tortuga: ¿…?

Aquiles: ¿Nunca le he dicho que le da usted un aire al jefe de Estado del mismísimo Vaticano?

Por Antonio Malpica

MasCultura 11-jul-16