Tennessee Williams, un chico sureño
Conseguir sobresalir en la literatura es el resultado de un proceso complejo: el arte de sortear críticas y otros malabares. Pero lograrlo en varios ámbitos en conjunto como el cine y el teatro es un trabajo titánico. Tennessee Williams, a pesar de los obstáculos, pudo hacerlo.
Thomas Lanier Williams III nació en Misisipi, Estados Unidos, el 26 de marzo de 1911. Fue criado en el seno de una familia muy religiosa y de pequeño padeció difteria. Durante su convalecencia ocasionada por la enfermedad y su delicada salud, Tennessee comenzó a escribir. Cuando contaba con trece años, su madre le obsequió una máquina de escribir y antes de llegar a los veinte, ya había completado varios cuadernos de poesía y relatos.
Toda su vida se llamó Thomas, hasta que entró a la Universidad, pues sus compañeros, debido al acento sureño bastante marcado en el joven, lo bautizaron como Tennessee, seudónimo que emplearía para firmar sus obras. Consiguió licenciarse en 1940 en Filosofía y Letras por la Universidad de Iowa.
Tennessee coqueteó también con la pantalla grande. Desde que sus obras captaron la atención de directores de cine y actores hasta las adaptaciones que el mismo escritor realizó, gran parte de su producción literaria fue difundida y llevada al cine. “Un tranvía llamado deseo” se ganó un amplio público no sólo en los escenarios de Broadway, sino también en la pantalla con la actuación de Marlon Brando.
El 25 de febrero de 1983, Tennessee Williams falleció en la habitación de un hotel, después de haber ingerido un tubo de pastillas contra el insomnio. Hoy, a 32 años de su partida, le dedicamos estas breves palabras en su memoria.
Con información de: “30 años sin Tennessee Williams” en El país.
Mascultura 25-Feb-15