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José Revueltas, la victoria será nuestra

Un cubículo lleno de humo de cigarro que se acumulaba paulatinamente y se desbordaba entre cada abrir y cerrar de puertas. El mismo escritorio que estuvo lleno de papeles y libros era el que le servía de cama para descansar de vez en cuando, una vez satisfecho con el trabajo realizado a lo largo de una dura jornada. Así se iban algunos de los días terrenales de José Revueltas, durante el movimiento estudiantil de 1968.

Su nombre completo fue José Maximiliano Sánchez Revueltas y nació el 20 de noviembre de 1914 en Durango. Un día curioso para nacer que, unido con el signo llevado en el segundo apellido, marcaron lo que sería su trayectoria, su inclinación política y su vida en general: Revueltas. Su círculo familiar fue como pocos; su hermano Silvestre era compositor, Fermín pintor, Rosaura bailarina y actriz, mientras que él se convertiría en escritor.

Revueltas se inmiscuyó en la política desde muy joven; aunque abandonó la secundaria, su instrucción autodidacta fue dándole las bases teóricas que sostendrían gran parte de su postura. El proceso de politización por el que caminó le costó el encierro varias veces a lo largo de su vida: la primera vez fue poco antes de cumplir los quince años, durante un mitin en el Zócalo; esa ocasión lo llevaron a una correccional de la que salió unos meses después. La última vez que fue llevado preso sucedió hacia el final del movimiento estudiantil de 1968. En aquella ocasión lo sentenciaron, por varios cargos, a dieciséis años de cárcel en Lecumberri. Sin embargo, logró salir antes por una ley de amnistía, gracias a la cual lo liberaron a él y a varios presos políticos más en 1971. José Revueltas estuvo un total de 53 meses, aproximadamente, tras las rejas, en distintos periodos de su vida.

El papel de José Revueltas es peculiar en la historia de México: hombre poco conocido, escritor mal difundido y pensador casi olvidado. Su vida estuvo llena de ajetreos, problemas políticos y polémicas literarias y, aunque siempre nadó contracorriente, jamás hizo de lado las causas con las que se comprometía.

Tuvo, lamentablemente, una vida corta. El 14 de abril de 1976, antes de cumplir los 62 años, falleció en la Ciudad de México. Su ceremonia de despedida se convirtió en un mitin político, como algo que nunca lo abandonó. Revueltas vivió de cerca las derrotas, las calumnias, la represión y la censura –temas que se presentan también en nuestros días. Sin embargo, de convicción siempre firme ante cualquier adversidad dijo: “No desmayemos. Nuestras voces serán escuchadas. La victoria será nuestra.” Puede ser que ese día esté bastante cerca.

Mascultura 20-Nov-16