Las relaciones ecuestres de Nietzsche
El mundo de las letras y la filosofía está lleno de actos muchas veces insólitos. Algunos son los mismos que acarrean la muerte a sus autores, otros se suman a una serie de anécdotas para la posteridad. Uno de los filósofos más importantes del siglo XIX no quedó fuera de ellos.
Friedrich Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844, en Röcken, Prusia. Nietzsche es considerado uno de los filósofos más importantes, cuya influencia ha marcado considerablemente el pensamiento occidental, incluso, en las décadas posteriores a su muerte.
Curiosamente su vida está marcada por su relación con un caballo en dos puntos equidistantes de su vida. El primero, y quizá menos conocido, es el que sucedió poco después de haber decidido realizar su servicio militar en la división de artillería prusiana. Corría el año de 1868, cuando el joven Nietzsche sufrió un accidente ecuestre, que lo obligó a abandonar la milicia. Este hecho, viéndolo desde el lado positivo de las circunstancias, le permitió continuar con sus estudios, cada vez más volcados a la filosofía que a la filología. La importancia de ese año no concluye ahí, pues poco tiempo después conoció a Richard Wagner, que fungió como una figura importante en la vida del filósofo alemán.
Nietzsche tuvo una rápida ascendencia en la esfera académica por su ágil inteligencia. Sin embargo, ésta se vio paulatinamente agobiada por la sífilis que contrajo, quedando atrapado en la locura que lo conduciría al encierro bajo los cuidados de su madre y posteriormente de su hermana. Fue en uno de sus arranques de locura, se cuenta que en Turín, el segundo encuentro ecuestre que experimentó el pensador. Al ver cómo un cochero golpeaba a su caballo, Nietzsche lo abrazó llorando, acto que le costó ser detenido y acusado de desorden público.
Postrado en su cuarto, tan solo, su hermana comenzó a ejercer un control cada vez mayor sobre el pensador y su obra, hasta que Nietzsche falleció el 25 de agosto de 1900. Este día celebramos el cumpleaños 170 del autor de “Así habló Zaratustra” y “La genealogía de la moral”. Hoy, con estas palabras –y un relinchido que se percibe en el fondo–, le decimos ¡muchas felicidades!
Mascultura 15-Oct-14