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Tocar el agua, tocar el viento

Amos Oz, predica con sus palabras la belleza de la vida y los lazos desbordantes del alma, toquemos el agua, toquemos el viento, veamos nacer un nuevo inicio y detonemos nombres y experiencias. Alimentado de una sensibilidad ante este camino, donde afrontas la muerte y la vida en un momento a otro sobre la imposibilidad de los cambios. Dejaremos quizá Tocar el agua, tocar el viento nos hable de todo ello.

Amoz Oz entró en el kibutz Julda en 1954. Desde entonces se le conoce por su nombre actual. Estudiaba Literatura y Filosofía en la Universidad Hebrea de Jerusalén, en los siguientes años 1960 y 1963, publicó sus primeros cuentos cortos. Estudió también en la Universidad de Oxford. Desde 1991 es miembro de la Academia del Idioma Hebreo.
Participó en la Guerra de los Seis Días y en la Guerra de Yom Kipur y fundó en los años 70, junto a otros, el movimiento pacifista Shalom Ajshav ("Paz Ahora"). De importancia relevante.

Ha escrito en este camino 18 libros en hebreo y alrededor de 450 artículos y ensayos. Su obra ha sido traducidas a más de treinta lenguas, entre ellas el español.


Tocar el agua, tocar el viento

"En 1939 los nazis se adentran en Polonia, el matemático judío Eliseo Pomeranz se ve forzado a huir a los gélidos bosques. Dejando atrás a su bella e inteligente esposa, Stefa. Después de la guerra, tras haber eludido los campos de concentración, ambos consiguen ir rehaciendo sus vidas mientras buscan el momento de reencontrarse: Stefa, en la Rusia de Stalin, y Eliseo, en Israel, donde otro conflicto está empezando a fraguarse"

 

"Y hay un lugar perdido, en la ribera de un río perezoso, donde tres viejos limoneros enfermos crecen en silencio son sentidos ni esperanza, como si el sol se hubiese apagado. Por todas partes, montones de maleza exuberante asfixian esos árboles mortecinos. No hay ni un ruido. La luz está cansada y es extraña, ni día ni noche. Incluso el rio lame sus orillas con una lengua muda. De la espesura de plantas silvestres de una altura superior a la de un hombre, emanan de cuando en cuando ráfagas de un olor incierto. Es un olor, bajo, sudoroso, un olor lascivo, casi putrefacto"


Biblioteca Amoz Oz, Tocar el agua, tocar el viento. Siruela.

Mascultura 21-12-16

U.a