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Joyas de la programación de este año en Tesalónica

En el universo de la variadísima oferta que significan los festivales de cine, las proyecciones especiales siempre encuentran un lugar muy relevante. Más allá de las secciones oficiales del concurso, aparecen año con año cintas que recorren el calendario cinematográfico de certámenes de este tipo reafirmando evento a evento una fama muy bien ganada.

En la edición de este año de Tesalónica una de esas cintas es la producción belga El niño de la bicicleta.

Salida de la mente de los controvertidos realizadores Luc y Jean-Pierre Dardenne, miembros del selectísimo club de los afortunados que han ganado dos veces la palma de oro de Cannes -entre los que se cuentan pesos pesados del nivel de Francis Ford Coppola, Emir KusturicaShoei Imamura o Billie August- El niño de la bicicleta es mucho más que una coleccionista de premios.

Considerada con justicia una de las mejores películas del año, la cinta es un intenso e interesante fresco social que retrata sin ningún tipo de concesiones la compleja realidad del abandono infantil.

Cyril tiene 12 años y tiene un plan: encontrar a su papá que lo dejó en el hogar infantil del cual se escapa constantemente y recuperar su bicicleta. Pase lo que pase, él no cejará hasta conseguir su objetivo. O al menos eso es lo que planea antes de conocer a Samanta, una sencilla peluquera que le cambiará la vida.

Algunas veces, tanto en el cine como en los diferentes medios que utilizan la narrativa, lo más interesante no es necesariamente el destino final si no el viaje que recorre el héroe para llegar a su meta. Justo en esa lógica radican los principales logros de El niño de la bicicleta. En la cercanía e inteligencia para presentar  dos personajes entrañables y verosímiles que en su complejidad y volumen convencen y fascinan.

Siguiendo la estela de Rosseta y El niño, sus dos cintas triunfadoras en Cannes, y sin otorgar una sola concesión al sentimentalismo, El niño de la bicicleta resulta por mucho la mejor película de los Dardenne. La razón es muy sencilla: impresiona  y conmueve al mismo tiempo. Supera la denuncia del panfleto para darle a Cyril una leve posibilidad de redención sin caer en la típica moralina. Algo no muy común en el cine de hoy.

La otra cosa buena de El niño de la bicicletaes que, además de ser parte de la programación de Tesalónica, se puede ver en México estos días en la Muestra Internacional de cine.

Mientras en Atenas renuncia Papandreu y el país busca un nuevo primer ministro, en Tesalónica continúa el festival con muy buen cine. Desda acá seguimos reportando.

Un abrazo.

@elmoremoreno conductor de El cine y…de Ibero 90.9 fm.

Imagen: Cartel de la película El niño de la bicicleta de Luc y Jean-Pierre Dardenne
Mascultura 12-Nov-11