Paco Ignacio Taibo II reinventa las aventuras de Sandokán en su nueva novela

 

Desde hace años, Paco Ignacio Taibo II quería "ajustar cuentas con la infancia" y pagar la deuda que tenía con las novelas de aventuras y, por fin, la ha saldado en su nuevo libro, "El retorno de los tigres de la Malasia", en el que reinventa las aventuras de Sandokán y del portugués Yáñez de Gomara."Quería revivir la novela de aventuras del XIX pero poniéndola en el XXI. Había que revitalizar la obra de Emilio Salgari, añadirle sexo y darle una versión política, porque las aventuras de Sandokán se desarrollan en el gran debate sobre el mundo colonial", decía hoy en una entrevista con Efe este escritor "asturmexicano".

"Me considero más mexicano que español", aseguró el prolífico escritor, nacido en Gijón (Asturias) en 1949 y que a los nueve años emigró a México con su familia, de "exiliados cultos". Pasa temporadas en España y desde hace veintitrés años dirige la famosa Semana Negra de Gijón.

Editada por Planeta, la nueva novela de Taibo II llega ahora a España, y en ella el lector se encontrará con un Sandokán y un Yáñez que peinan canas y "se acercaban peligrosamente a los sesenta". Han envejecido pero siguen tan entusiastas como siempre por "liberar Asia de los parásitos colonialistas".

El príncipe malayo y su "hermano de sangre" han logrado algo que "obsesiona" a Taibo II: "cómo demonios envejecer con dignidad".

"La vejez no puede significar una derrota física en la que el tiempo va marcando huellas y degradándote. Tampoco debe ser una degradación moral", dice el escritor, que enfrenta a los tigres con una extraña fuerza maligna, "una versión 'kitch' y enloquecida del mal imperial".

Como deja claro Taibo II en la introducción, la novela es "un pastiche salgariano", fruto en gran medida de sus "amores infantiles" por Salgari.

"Suicida, hijo de suicida y padre de suicida", el escritor del XIX, "de ojos dulces y mirada triste", "se inventó su biografía. Contaba que había estado en la India y en el Far West y no era cierto. Su único viaje en vida fue a bordo de un pesquero de esponjas en la costa italiana", recordaba hoy Taibo II, autor de sendas biografías sobre el "Che" Guevara y Pancho Villa.

Para "reinventar" el mundo de Salgari decidió utilizar "las armas" del novelista italiano: "imaginación, malas enciclopedias y mucha inventiva; mediocres atlas y buenos personajes, anacronismos, abundantes dislates y más abundantes pasiones".

Sacar adelante "El retorno de los tigres de la Malasia" le ha costado al escritor doce años, aunque, como hace siempre, alternaba esta novela con la escritura de otros libros.

Se documentó "a fondo sobre la época" y se encontró con "el desarrollo del gran colonialismo francés que iba entrando por Vietnam como con punta de lanza; la rebelión de los cipayos, el intento de los ingleses de 'comerse' los estrechos y Borneo; los holandeses convirtiendo Java en una inmensa plantación de esclavos, las tensiones en Hong Kong entre el imperio británico y China y la rebelión antiespañola en las Filipinas".

"Era un mundo colonial en estado de efervescencia y de crisis, y todo eso tenía que estar en la novela", aseguró este escritor, que también le da en su libro "una sacudidita a la novela de aventuras del XIX". La despoja de "diálogos innecesarios" y le da "profundidad psicológica a los personajes".

Y es que los nuevos "tigres" de Taibo II son "hombres de acción", pero también "de reflexión".

De pasado desconocido -"es importante que en los personajes haya luces y sombras", dice el autor-, Yáñez es un pirata filosófico, que conoce de memoria los proverbios chinos y cita con soltura a Calderón de la Barca y a Quevedo.

Sandokán es muy diferente de Yáñez, aunque se le nota que es "hijo de un rajá culto"; "desconcierta mucho" con sus intervenciones y "se ríe con frecuencia" del portugués, comentó el autor, que ha disfrutado con su nueva novela y con los dislates y anacronismos que ha introducido en ella.

El antiimperialismo que sienten los protagonistas de la novela lo comparte Taibo II, cuyo sentimiento, "más que leninista", es de corte salgariano.

Y es que, como decía hoy el escritor, "para un latinoamericano es muy fácil construir el odio eurocentrista".

Madrid, 19 ene (EFE) Ana Mendoza