El retrato del nuevo siglo. RED SOCIAL
Hablar bien de David Fincher puede ser mal visto en ciertos sectores. Hablar bien de la película más reciente que le hemos visto puede generar reacciones violentas. Ocurre que es un director en el cual pocos detectan sus sutilezas, al que se le aprecia a nivel masivo pero se le entiende menos de lo que se cree y Red social es el ejemplo perfecto de ello.
Hablar bien de David Fincher puede ser mal visto en ciertos sectores. Hablar bien de la película más reciente que le hemos visto puede generar reacciones violentas. Ocurre que es un director en el cual pocos detectan sus sutilezas, al que se le aprecia a nivel masivo pero se le entiende menos de lo que se cree y Red social es el ejemplo perfecto de ello.
Sí, en la cinta hay algo de biografía social y aún me parece escuchar los suspiros de la gente cuando Fincher recrea -casi tangencialmente además- la construcción de la famosa red social. Era el famoso “soundtrack de tu vida” transportado a “tu biografía paralela al Internet”, aunque con unas atmósferas enrarecidas que, efectivamente, ocultaban la verdadera intención del director.
Fincher no buscó en Red social una reconstrucción de quienes hicieron de Facebook un fenómeno mundial. Sin que nos demos mucha cuenta, retrata a la generación que hizo que eso fuera posible. Coloca las piezas para que veamos al mundo que permitió que eso tomara lugar y es, desde ese punto de vista, un ejercicio sociológico como pocas veces se ve en el cine masivo de estos años.
Sí, hay un oficio cinematográfico evidente. La película en el aspecto técnico es deslumbrante. Su ritmo y su lenguaje son tan orgánicos que, de nuevo, todo se ve natural y pareciera sencillo ese retrato del espíritu sajón universitario. La música, obra de Trent Reznor y Atticus Ross, es perfecta para perfumar los años en que se ambienta esta historia fragmentada. La lluvia de información no agobia precisamente por un ritmo natural y bien manejado.
Y sin embargo, creo que la mejor aportación de Red social es colocar en la pantalla los pensamientos y las motivaciones de una generación que ya no es post punk, ni hippie, ni beatnick; ya no es X y tampoco tiene nombre. Muchas cosas me hacen decir eso, pero el final con Baby You’re a Rich Man con los Beatles a toda caña y la sonrisa desencantada del multimillonario en potencia es la principal de ellas. El dinero en estos tiempos se ve de manera distinta, y nada de todo lo que Fincher mostró en su película -a través de un juego de atmósferas alucinante- nada se hizo por dinero. En definitiva, se viven otros tiempos de maneras como nunca se había hecho.
RED SOCIAL de David Ficher en Gandhi
Por: Erick Estrada www.cinegarage.com