A la caza del SUPERZORRO

“Había una vez un valle… y en el valle tres granjas; y en las granjas, tres granjeros. Tres granjeros bastante feos, por cierto. Y además, antipáticos.” Uno tenía pollos, cientos y cientos. Otro patos y gansos a miles. El tercero, pavos y manzanas. Sólo que, “Y encima del valle había un bosque… y en el bosque, un árbol enorme; y en el árbol, un agujero, una madriguera, que era el hogar de don Zorro (…)”, el más listo de todos los zorros a la redonda. No por nada doña Zorra lo llamaba frente a sus cuatro zorritos el Superzorro. Los tres granjeros, en cambio, lo llamaban ¡Maldito bicho! Estaban cansados de que don Zorro les robara animales con el mayor de los descaros.

“¡En cuanto lo atrape, le retuerzo el pescuezo!” decía Bufón, el más feo de ellos. Así que el trío de funestos granjeros, cargados con sus escopetas y excavadoras, se propuso ir a cazar al zorro. Lo tenían acorralado, no había manera de que don Zorro y su familia lograran salir con vida por ese agujero sobre sus cabezas, que servía de puerta de la madriguera. Claro que, siempre que hay un arriba, también hay un abajo. ¿Qué plan ingenioso habría de idear don Zorro para salvar a su familia y continuar alimentándola con los mejores festines? Ni crean que voy a contárselos, ¡leerlo en el libro es mucho más divertido! Para todos los que disfrutamos que nos cuenten historias entretenidas, Roald Dahl es un autor imprescindible. Consigue capturar como nadie las cualidades humanas más caprichosas. Hay dos frases suyas que describen de maravilla buena parte del ADN de sus historias: "No importa lo que usted sea o parezca, mientras alguien lo ame". Y "Los secretos más grandes se ocultan siempre en los lugares más inverosímiles”.

Por Karen Chacek

Imagen: Portada del libro Superzorro de Roald Dahl.
Mascultura 20-Feb-13