Triángulo de pasiones
Publicada originalmente en el año 2005 y llevada al cine por Beto Brant y Renato Ciasca en el 2011, "Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios" del brasileño Marçal Aquino, uno de los autores actuales más interesantes e intensos de las letras portuguesas, es una novela en la que confluyen dos elementos que, al unirse, siempre sacan chispas y mantienen en vilo al lector que gusta de las historias a la vez emotivas e inteligentes: el amor y la obsesión. Teniendo como trasfondo la innegable influencia del gran Rubem Fonseca, ejemplar taxonomista de las pasiones contemporáneas, Aquino teje una trama llena de giros inesperados y reflexiones agudas sobre la naturaleza del deseo, la angustia del enamoramiento y los conflictos propios de una sociedad en vías de desarrollo, siempre a punto de resquebrajarse, en la que todavía mandan los que menos escrúpulos tienen, los más ruines y codiciosos.
Mediante un triángulo amoroso (más bien vicioso) formado por el fotógrafo y amante de la literatura Cauby, la hermosa e inestable Lavinia, cuyo pasado como prostituta, alcohólica y drogadicta le ha dejado más de una huella imborrable en el carácter, y el ex burócrata y pastor Ernani, su marido, Aquino despliega sus dotes de narrador mundano al que le preocupan, entre otras cosas, los límites de la lealtad y el engaño, los conflictos de intereses que poco a poco han ido minando la prodigiosa belleza de la selva amazónica y, sobre todo, los peligros desatados por las ímpetus sociales e individuales desbordantes, por los impulsos personales y colectivos irreprimibles. Describiendo con notable maestría el caótico encuentro de tres esencias radicalmente distintas —la esencia de la carne suculenta representada por Lavinia, la esencia del deseo de la carne representada por Cauby y la esencia de la fe necesitada de la carne representada por Ernani—, la novela refleja también el ambiente hostil, lleno de obstáculos y vericuetos, en el que se inscriben las acciones. En efecto, la llegada de Ernani y su esposa a Pará, un pequeño pueblo minero en el que el pastor intentará desplegar su vocación de misionero evangelista, traerá como consecuencia una serie de dificultades, rumores y habladurías que harán poco menos que imposible el amor adúltero entre Cauby y Lavinia, los dos jóvenes amantes.
Cabe destacar, sin embargo, que Marçal Aquino hace de Cauby un lector agudo de su propia realidad, un personaje maniatado sólo parcialmente por sus deseos. Afecto a las premoniciones, suposiciones e intuiciones que parecen no dejarlo actuar con libertad ni convertirse en un cínico irredento al servicio de sus propios apetitos, va sopesando racionalmente cada gesto, cada palabra, cada nuevo giro de los acontecimientos, lo cual le lleva no sólo a enamorarse de Lavinia, la mujer que el pastor ha rescatado del infierno, sino a reconstruir buena parte de su biografía y, más aún, a delinear un perfil que la proyecta como poseedora de una dualidad que, desde niña, volvió errático su comportamiento. De esta manera, dice Cauby, tras ser violada brutalmente por su padrastro Lavinia se supo, por un lado, codiciada por los hombres, deseada como los comerciantes desean los recursos del Amazonas, lo cual la inclinaba, mediante poses, miradas y atuendos provocativos, a azuzar su imaginación y, por otro, una criatura asustadiza y vulnerable, siempre dispuesta a esconderse en cualquier rincón del mundo en espera de los cuidados que nunca tuvo. Y es precisamente esta dualidad, el hecho de ser dueña de una personalidad doble, blanca y sombría, inocente y perversa al mismo tiempo, lo que lleva a Cauby a involucrarse con Lavinia más allá de su innegable belleza física y, más aún, lo que alimenta las obsesiones del viejo Ernani que requiere siempre de la carne putrefacta, del vicio y la abyección para reafirmar las bondades de su propia vocación religiosa.
No resulta descabellado afirmar que "Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios", de Marçal Aquino, un escritor del que seguramente pronto veremos más libros traducidos al español, es una novela en la que confluyen la atracción sexual encarnada en Lavinia —y representada en el cine por la hermosa actriz Camila Pitanga, así se llama—, la excitación espiritual padecida por Ernani desde el momento mismo de conocerla y, finalmente, la excitación intelectual experimentada por Cauby al entrar en contacto con su carácter selvático, explosivo, bipolar. Con una prosa ágil e intensa, aderezada con ciertos toques de erudición libresca, Aquino ha trazado un excelente triángulo de pasiones sobre el cuerpo de una mujer enigmática, una historia llena de encuentros y desencuentros sobre la irrupción de la belleza en un mundo plagado de seres hambrientos y obsesivos.
Por: Lobsang Castañeda
Imagen:Portada del libro"Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios", de Marçal Aquino.
Mascultura 21-Ene-2014