Un viaje al corazón de la crueldad y del amor.

Un viaje al corazón de la crueldad y del amor.

Mariana Perezagua es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, Durante cinco años impartió clases de lengua, literatura, historia y cine hispanoamericanos en la Universidad de New York, donde curso su doctorado en Literatura. Tras vivir una larga temporada en Francia y trabajar en el Instituto Cervantes. Ahora reside de manera permanente en New York.

 

"Yoro" es el testimonio inaudito de una mujer que no está dispuesta a aceptar el destino trágico que le ha sido impuesto. La historia de una mujer que lucha contra el mundo, y que logra vencer, pero pagando un precio muy alto. H, la narradora y protagonista, confiesa en la primera página del libro que ha cometido un crimen. Y en tono desafiante pide al lector que se atreva a leer su historia. Desde Hiroshima en el día de la bomba atómica, hasta las minas de coltán y uranio en África, pasando por Nueva York y Japón… la historia recorre en tono vindicativo algunos de los horrores de la historia del mundo. Siempre de la mano de H, mujer misteriosa, intersexual, cuyo objetivo es encontrar a Yoro, una niña que es, como ella, víctima de Hiroshima.
Primer Mes: 1960

"A medida que voy escribiendo, veo que hay detalles que seguramente usted considerará innecesarios para dictar su sentencia. Pero no crea que eso, su sentencia, es lo único que me importa. Hay cosas que quiero escribir sin pensar en usted, no sé si para revivirlas o porque, en el fondo, muy en el fondo de mis deseos me gustaría que alguien ajeno a la venganza y cercano a los sentimientos profundos de las personas son parte de mi defensa entre los hombres, una defensa valida. Independientemente de cual sea mi condena. Y también está el perdón. Ese perdón que usted no me va a conceder, pero que me gustaría, cuando menos, soñar que otros me darían si llegaran a leerme"

Los dos veníamos del mismo sitio,
los dos habíamos estado expuestos,
los dos habíamos andado juntos

y desprotegidos.

Agua.
Agua para enfriar las quemaduras.
Agua para dividir las aguas de los pechos rojos.
Agua para ahogar la palabra dulce (quédate)
Que no había de ser pronunciada
porque solo un día, o eso creíamos,
Nos había sido dado.

Yo haciéndome agua,
Yo caminando por el desierto,
Yo aplastada por una rueda.

 

Información extraída de Yoro, Marina Perezagua, Barcelona: Los libros del Lince, 2016.
MasCultura 16-Nov-16

Por:UlyssesAvath