"Y tú no regresaste", un libro que deja huella
Hay libros que dejan una marca indeleble y, mucho tiempo después de haberlos leído, permanecen vivos en nuestro recuerdo. Y tú no regresaste de Marceline Loridan-Ivens es uno de ellos.
A los ochenta y seis años, Marceline Loridan-Ivens ha volcado en esta carta abierta a su padre un cúmulo de sentimientos profundamente arraigados desde su juventud, de los que ha sido incapaz de desprenderse durante toda una vida. "Tú podrás regresar, porque eres joven, pero yo ya no volveré." Esta simple frase, que Marceline oyó de boca de su padre cuando eran deportados en el mismo tren al campo de Auschwitz-Birkenau en abril de 1943, quedó grabada en su memoria para siempre (al igual que el número 78750 que lleva tatuado en su brazo izquierdo) y es el origen de este relato extraordinario.
LA CULPA DEL SUPERVIVIENTE
"Deberías haber regresado. Siempre he pensado que para la familia habría sido mejor que volvieras tú en vez de yo. Ellos tenían necesidad de un marido, de un padre, más que de una hija o hermana. Es extraño, lo sé, razonar así. Pero después de tu profecía en Drancy, siempre he pensado que fue tu vida a cambio de la mía."
No es una historia que se centre en las atrocidades que se cometieron, aunque quedan patentes durante todo el relato. La narración es extremadamente personal e íntima. Por momentos el lector se siente leyendo una carta que no le corresponde. La autora va pasando de narrar recuerdos ocurridos en el campo con sucesos ocurridos en su vida después de ello. Porque ella sí regresa y tiene que aprender a callar y esconder el infierno que ha vivido. Y descubre otra forma de violencia: la incomprensión.
"Me di cuenta de que era imposible hablar con quienes no lo habían vivido. ¿Qué hacemos entonces con todos los recuerdos? [ … ] Lo primero que me preguntó mi madre fue si me habían violado, si era todavía pura para el matrimonio. Esa clase de violencia me afectó mucho [ … ]. Ella no se daba cuenta y tan sólo veía una única solución: había que olvidarlo todo, lo más rápidamente posible. No podía entenderlo, y yo vivía en un campo de concentración mental. Mi familia quedó totalmente destruida. [ … ] Y es que es importante también hablar de las consecuencias."
La novela se convierte así en un relato tan intenso como breve (92 pp.) en el que Marceline consigue plasmar no sólo su experiencia personal -la necesidad vital de una niña de quince años de recuperar al padre, y el estigma imborrable de la deportación-, sino también la sombra, larga y oscura, que los años de la guerra y el holocausto han arrojado sobre las décadas posteriores. Y, con ello, la importancia de no olvidar.
A pesar de todo, Marceline ha gozado de una prestigiosa carrera como realizadora de películas y documentales, tanto en solitario como junto a su marido, Joris Ivens, y entre sus obras destaca La petite prairie aux bouleaux (2013), un film inspirado en su experiencia en los campos de concentración.
LA LUCHA POR LA MEMORIA; LAS PREGUNTAS SIN RESPUESTA.
"Vuelvo a ver la nota que me hiciste llegar en aquel lugar [ … ], veo tu letra inclinada hacia la derecha, y cuatro o cinco frases que no recuerdo. Estoy segura de una línea, la primera, “Mi querida niña”. También de la última, tu firma: “Schloïme”. Entre las dos, no sé. Busco, pero no me acuerdo."
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MasCultura 29-abr-16