Murmullos para los desaparecidos. PLEGARIAS NOCTURNAS, de Santiago Gamboa
Hoy, las calles de muchos lugares del mundo las tiene secuestradas el miedo. ¿Cuántos no se ponen a pensar, dubitativos, antes de salir a dar un paseo nocturno? En su mayoría, la seguridad es virtual y un simple simulacro que el Estado se empeña en vender como alternativa a través de la guerra. Hoy, México padece de lo que Colombia enfermó años antes, por ejemplo. Las calles se convierten en embudos por donde las personas se filtran de repente, así nomás, como si la noche se las tragara.
Plegarias nocturnas, la última novela de Santiago Gamboa, es una historia de amor, más que una novela negra. Es la vida de un joven filósofo que se dispone a dejar todo atrás, su familia fragmentada, una madre imperturbable, un padre deshecho y un vacío que busca llenar con lo único que puede hacerlo: su hermana, quien lleva desaparecida aproximadamente tres años. No importa hacia dónde tenga que ir y será su empeño en hallar a su hermana lo que lo llevará a ser condenado y encarcelado en Bangkok.
Manuel Manrique es de esos chicos que se les tacha de raros por no hablarle a mucha gente, casi nadie para ser más exactos, por gustar de cosas que la mayoría de personas a su edad relega, por, sobre todo, decidir estudiar filosofía en la Universidad Nacional de Colombia. Manuel nació y creció en un tiempo inhóspito, dentro de una familia que no ayudaba mucho a la situación y, más bien, lo sumía en preocupaciones. Era él sólo contra el mundo, hasta que se percató de alguien más que luchaba su misma pelea: Juana Manrique, su hermana. Ambos se mantuvieron juntos y muy unidos. Sin embargo, de entre la cotidianidad, un día, surgió lo inesperado. Juana desapareció.
Cuando un gobierno encarcela injustamente, las cárceles están llenas de personas justas. En países como el nuestro, son los cementerios los que se llenan de ellos. Eso fue lo que su padre y Manuel pensaron de Juana, que algo le había sucedido por la vocación que tenía como socióloga. Tal acontecimiento los unió en una sola desesperación, la cual llevó a Manuel a un viaje que ocasionó su encarcelamiento. ¿Qué hace un joven estudiante de filosofía en una prisión de Bangkok acusado de tráfico de drogas?
Plegarias nocturnas construye una historia que abre un sinfín de posibilidades para las personas menos favorecidas de la sociedad. Es un ruego ante la preocupación del día a día, que se endurece por la difícil embestida de la incertidumbre. ¿Y ahora qué, después de las desapariciones, de la pobreza, de la inmundicia?
Santiago Gamboa nos cuenta la historia de cómo el infierno individual puede ser analógico al que cubre de llamas cada país. Nos obliga, también, a reflexionar sobre las causas que nos han llevado al borde del precipicio, cada experiencia límite que nos ha forjado a lo largo de la vida. ¿Qué cree que sea lo suficientemente fuerte para deshacer a una persona? Gamboa, en voz de Manuel, dice que hay tres formas de morir; la última es la que hace a uno aferrarse a la esperanza, para que cuando ésta desaparezca, la caída y el sufrimiento sean aniquiladores.
Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza
Imagen: Portada del libro Plegarias nocturnas de Santiago Gamboa.
Mascultura 04-Dic-12