BORN TO DIE de Lana Del Rey: como para un domingo por la tarde
Lana del Rey. Qué tema más innecesariamente polémico el de esta neoyorkina. Es guapa y canta bien; estos dos factores han resultado suficientes para todo escucha de música pop, siempre que los sencillos que cantan chicas como ella sean pegajosos y, de preferencia, bailables. Este es un modelo que ha sido cuestionado, desde luego, pero todos sabemos que así funciona el pop y, a quien no le guste, pues que no lo escuche. El problema con Lana del Rey es que se metió directo a la boca del lobo. No sé a qué publicista se le ocurrió que Elizabeth Grant (así se llama, no crean que sus papás tuvieron el mal gusto de bautizar a su hija como “Lana” con un apellido como de Cadillac) debía no apelar a un público pop, donde hubiera resultado medianamente exitosa, sino a un público hipster. Un hipster, por si es la primera vez que usted escucha el término, es aquel jovencito moderno que se mira a sí mismo como la punta de la vanguardia, escuchando, leyendo y viendo cosas que sólo son interesantes para él si nadie más las aprecia, no queriendo tener nada que ver con las corrientes más incluyentes, más mainstream.
Bueno. Le pusieron vestiditos hipsters, la peinaron hipster y la colocaron en todas las revistas de música como algo que podría interesarle a este grupo de exigentes jóvenes. Qué gran error cometieron. Sus dos primeros sencillos no entraron mal a los modernos oídos; el problema real es cuando alguien se dio cuenta que, pecado supremo, ella no era responsable de la composición ni de su música ni de sus letras. Escándalo. ¿Cómo podía ser que nos estuviéramos exponiendo a algo que era evidentemente creado con el molde de una artista pop?
Todas las revistas, todos los blogs, drama total. Lana del Rey, fraude. Timadora. Encima, la invitan a cantar una canción en Saturday Night Live y lo hizo fatal. Doble escándalo. Que te escucharan decir que te gustaba su música era el equivalente a cargar discos de Luis Miguel para escuchar en el coche.
Esto, si me lo permiten, es ridículo. El disco Born to die, si bien no es el álbum blanco de The Beatles, es bonito como para un domingo por la tarde; esta bien producido, ella canta bien (insisto) y las letras son tristes y deprimentes, como nos gustan a todos en momentos en que necesitamos sentir que alguien empatiza con nuestra propia melancolía. Simplemente hay que darle menos importancia: si es un disco de pop, que así sea. Nadie debe de ofenderse por algo tan trivial como esto.
Por Leonora Milán
Imagen: Portada del disco Born to die de Lana del Rey.
Mascultura 13-Ago-12