Un juego de niños

“La fragilidad de los cuerpos” es una historia que cabalga entre lo policial y lo periodístico. Verónica Rosenthal, una joven periodista que se ha ganado el reconocimiento de su gremio y que trabaja en la revista Nuestro Tiempo, se entera del suicido de un conductor del ferrocarril Sarmiento quien, antes de morir, escribe una nota en la cual pide perdón por las cuatro personas a quienes mató. Si te gustan las historias policiales seguramente esta novela es para ti. Pues lo que inicialmente parece una nota sobre un posible asesino serial, se convierte en una detallada investigación sobre la extraña muerte de niños en las vías del ferrocarril: “Los que creyeron que el Tren Fantasma del Ital Park era un tren terrorífico, nunca viajaron en los ferrocarriles suburbanos de Buenos Aires.”

La muerte del suicida llevará así a Verónica a indagar sobre el actual funcionamiento y estado de los ferrocarriles argentinos, conocerá a algunos de sus empleados y sus historias, y se servirá de sus influencias en el medio jurídico para obtener mayor información sobre las víctimas en los últimos años. Pero a pesar de su profesionalismo periodístico se verá envuelta en una relación amorosa con su principal informante, Lucio, un conductor de tren, con quien compartirá algo más profundo que la muerte, la tristeza. La historia de Lucio y Verónica no es la única en la novela, pues también aparecen entre charlas con las amigas el nombre de otras ex parejas y su dificultad para establecerse en una relación sentimental.

El enigma sobre la muerte de los niños mantiene la tensión en la historia, y hace que todo lo que sucede alrededor converja en ese punto para darle sentido. ¿Quiénes son esos chicos que se juegan la vida en las vías del tren? ¿Quiénes están detrás de esto? El narrador cuenta la vida de los chicos en las villas de Argentina, las zonas más marginales. Chicos que harían lo que fuera por comprar un refresco y unos bizcochos, que pasan el día en la calle vagando para gastar el tiempo o que juegan futbol esperando convertirse algún día en las futuras estrellas de los clubes. El Peque, el Dientes y Vicen, por mencionar sólo algunos, reviven la vida de esos chicos.

Olguín traduce la problemática de las villas en una historia donde lo que pareciera un juego de niños es en realidad el abuso y la explotación de estos por un grupo de adultos. ¿Quién sobrevivirá a este juego entre la vida y la muerte? ¿Y a quién beneficia realmente? Verónica se obsesiona con el caso, visita las villas, va a la casa de las víctimas, necesita saberlo todo, porque esto le permitirá armar su investigación y seguir siendo la reconocida periodista que es, pero también le hará llegar a otros lugares más ocultos, al interior de Lucio, y al suyo propio.

La trama se puede abordar desde diversas perspectivas, pues cada personaje cuenta su parte de la historia y, como decía, finalmente convergen en una misma. Todo lo que sucede al rededor está relacionado íntimamente con la tragedia de los chicos, lo cual resultará muy interesante y rico para el lector que tendrá en sus manos una historia completa, con entramados inteligentes, propios del policial. Sergio Olguín pertenece a esos nuevos escritores que son herederos de una gran tradición del género policial y lo sabe llevar con dignidad.

Asesinos y suicidas involuntarios, niños jugándose la vida por un poco de dinero, adulterio, círculos infinitos de corrupción, todo en la obra de Olguín, porque la vida de las villas, de la clase pobre, no vale nada para quienes ostentan el poder, y es tan claro que lo fatal se repite con exactitud. “Durante el último año, cada vez que le tocaba conducir un tren nocturno los primeros jueves de cada mes, sabía que iba a vivir un momento de mierda.”

Por Perla Holguín

Imagen: Portada del libro “La fragilidad de los cuerpos”, de Sergio Olguín.
Mascultura 21-Mar-14