Enredos en "El eterno marido" de Dostoievski
Dostoievski es uno de aquellos escritores que se han anclado en el campo literario como una de sus figuras más prominentes. Nació en el antiguo Imperio Ruso el 11 de noviembre de 1821 y en su haber se hallan obras maestras como Memorias del subsuelo y Los hermanos Karamázov.
Entre sus obras más peculiares y, a su vez, menos conocidas está El eterno marido. En su libro presenciaremos a Pavel Pavlovich, un personaje de carácter sumiso, obediente que es controlado por su mujer. Asimismo nos encontramos a Veltchaninov, el envidiado amante. Lo curioso es que entre ambos personajes se gestó un celo recíproco.
El marido, el amante y la mujer se verán enredados en una suerte de triángulo amoroso donde se crearán lazos de suspicacia y necesidad que los obligarán a llevar a cabo acciones que los sacarán de su cotidianeidad, una especie de despropósitos que afectará de distintas formas su vida.
La escritura de El eterno marido se llevó a cabo en la estancia más prolongada de Dostoievski en el extranjero y se debió a un acuerdo del escritor ruso con Nikolái Strájov, editor de la revista Zariá. Una vez cumplida la promesa, la novela se publicó en los primeros números de la edición de 1870.
“Entrábase ya el verano, y Veltchaninov, muy en contra de lo que esperaba, veíase todavía en Petersburgo. Su viaje al sur de Rusia no se le había arreglado, y su pleito no llevaba trazas de concluir. El asunto —un litigio sobre propiedad de unas tierras— tomaba mal cariz. Tres meses antes parecía sencillísimo, sin sombra de duda, y he aquí que, bruscamente, todo cambiaba. ‘Por otra parte, lo mismo ocurre con todo; hoy, todo se tuerce’, repetíase sin cesar a sí mismo, malhumorado.”
Fiódor Dostoievski. El eterno marido, México: Ediciones Gandhi, 2016.
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MasCultura 28-mar-16