¿Quién se llevará el Nobel de literatura?
06 de octubre de 2020
Rodrigo Coronel
¡Hagan sus apuestas! Desde hace décadas, el nombre de un puñado de escritoras y escritores resuenan con recurrencia en la antesala del Premio Nobel de Literatura. Tienen fama, lectores, grandes editoriales detrás y, sobre todo, calidad. Son los aspirantes habituales, un núcleo estable que suele contraerse o expandirse con la adición de una o dos plumas: Haruki Murakami, Michel Houellebecq, Paul Auster, Mircea Cartarescu y David Grossman.
Todos ellos llevan décadas circulando entre los corillos de la prensa y la academia como probables ganadores del Nobel; sin embargo, tras el otorgamiento del premio a Bob Dylan, la lista de aspirantes ha crecido exponencialmente, una saludable consecuencia por cuantas nuevas plumas y propuestas se han abierto paso en el mundo editorial.
En últimas fechas, esa lista, ahora voluble y expansiva, ha ido recogiendo nombres como Jamaica Kincaid, originaria de Antigua y Barbados, y de quien Bjorn Wiman, editor del diario sueco Dagens Nyheter, dijo: “Si la Academia sabe lo que es bueno para ellos, tendrán que elegir a Jamaica Kincaid”. La propuesta de Kincaid explora las vicisitudes del pasado colonial y la forma en que éste tiende a reproducirse y manifestarse en el presente.
Con una propuesta similar, Maryse Condé, escritora y feminista caribeña, se ha abierto camino hasta los corillos de la Academia Sueca. De hecho, en el 2018 se hizo acreedora del Premio Nobel alternativo, luego de que la institución encargada de la organización del Nobel suspendiera su realización por verse envuelta en una polémica de acoso sexual.
Otro nombre que suena con insistencia es el de la escritora canadiense Margaret Atwood, la célebre escritora de El cuento de la criada y Los testamentos. Su inclusión en la lista vino de la mano con el éxito de ambas novelas.
No obstante la relativa novedad de estos nombres, la Academia Sueca bien podría decantarse por la “reaparición” de algunos otros candidatos, como el húngaro Péter Nádas o el albanés Ismael Kadare. Aunque no podría descartarse a las estadounidenses Joan Didion, Joyce Carol Oates o Marilynne Robinson.
La Academia Sueca resguarda el nombre del galardonado con celo, lo que no hace más que provocar las desbocadas imaginaciones en las redacciones culturales. Las apuestas repuntan, nombres van y vienen, pero es a la Academia a la única que compete la decisión, aunque no puedan descartarse algunas otras motivaciones en el camino. +