Indentidad, La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento de Francis Fukuyama
El Escritor y politólogo estadounidense Francis Fukuyama (Orden y decadencia de la política, El Fin de la Historia) nos adentra en el panorama de la disyuntiva actual de nuestras sociedades, para ofrecernos un mejor entendimiento sobre el peso y relevancia de temas que tienen gran impacto en la vida moderna, a partir de la enorme sacudida que significó la llegada de Donald Trump y sus políticas nacionalistas al poder, y la decisión de Reino Unido de salirse de la Unión Europea.
En este ensayo titulado Identidad. La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento , publicado por el sello Ariel, Fukuyama explica el surgimiento de los nuevos populismos que han encontrado eco al apelar a la dignidad de quienes se sienten invisibles y tienen la certeza de que durante años han sido olvidados por aquellos que tuvieron el poder, afirmando que: “Las democracias liberales modernas prometen y en gran medida brindan un grado mínimo de igual respeto, encarnado en los derechos individuales, el Estado de derecho y el sufragio. Lo que esto no garantiza es que en democracia las personas sean igualmente respetadas en la práctica, particularmente los miembros de grupos con un historial de marginación”.
Asimismo, Fukuyama hace referencia al fenómeno de la megalotimia, como un deseo de ser reconocidos como superiores, a lo que puede traducirse en un nacionalismo agresivo, que defiende las creencias políticas y religiosas hasta el extremo, o en sus propias palabras: “La megalotimia no prospera en la excepcionalidad: asumir grandes riesgos, involucrarse en luchas monumentales, buscar grandes efectos porque todo esto lleva al reconocimiento de uno mismo como ser superior a los demás. En algunos casos, puede llevar a un líder heroico como Lincoln o un Churchill o un Nelson Mandela. Pero en otros casos, puede llevar a tiranos como Julio César, Hitler o Mao, que llevan a sus sociedades a la dictadura y al desastre”.
Alertando la urgencia de fortalecer la democracia liberal para protegerla del embate de las políticas de identidad que se confrontan con otras identidades como la de aquellos que se han visto obligados a migrar.
Un tema que resulta más que necesario entender en tiempos donde la realidad misma parece alcanzarnos y tomarnos desprevenidos.+