“El rock esta muerto. La musica nunca morirá”

“El rock esta muerto.  La musica nunca morirá”

Entrevista con Neil McCormick

Mariel Argüello

Neil McCormick supo desde joven que su destino estaba en el rock ‘n’ roll. Este tipo de ambiciones es más común de lo que pensamos y ciertamente, la Mount Temple Comprehensive School en Dublín tuvo algo que ver con ello. En esa secundaria estudiaron los integrantes de U2 y otros con la misma sed de fama. Uno de ellos fue justamente Neil. En Killing Bono: I was Bono’s Doppelganger (Penguin), su libro de memorias que fue incluso llevado a la pantalla grande, leemos su paso por bandas como Frankie Corpse & The Undertakers (1978) y Shook Up! (1984-89). Hoy es considerado uno de los periodistas musicales más reconocidos en Inglaterra. Ha logrado un respeto gracias al bagaje que fue adquiriendo en medios como Hot Press, GQ y finalmente The Telegraph. En 2017 lanzó su novela #Zero (Unbound), su debut como narrador de ficción, que es la radiografia de un rockstar perdido que intenta escapar de sí mismo, pero que al mismo tiempo toca temas como el clasismo, la autoestima, las redes sociales, el cambio climático y la depresión.

¿Tu protagonista está basado en alguna persona real o en algo que viviste? 

#Zero está basado en mis observaciones de la locura pop y las presiones de la fama sobre mi vida como músico y periodista. Hay mucho de mi yo joven, claro, un poco de Amy Winehouse, Britney Spears, Robbie Williams, Justin Bieber, Ziggy Stardust y de cualquiera que haya estado en los reflectores. Pero realmente tomó vida propia en mi imaginación a medida que la historia le daba forma. 

¿Cuánto tiempo te tomó escribir #Zero y qué tanta influencia recibió de Killing Bono?

Tomó toda una vida… Y sólo fueron unas semanas de escritura efectiva. Sólo que esas pocas semanas. O sea: esas pocas semanas están esparcidas quedaron esparcidas a lo largo de un buen número de años. Killing Bono fue una gran influencia. Tras escribirlo, pensé en una historia de ficción que explorara las motivaciones psicológicas que impulsan la búsqueda de la fama y el alto costo que pueden asumir las personas vulnerables. Había escrito sobre fama desde el punto de vista de alguien que nunca la obtuvo —yo—. Esta vez pensé que sería interesante mirar desde el otro lado del telescopio. 

¿Hubo tensión o frustración al escribir #Zero? ¿Qué cosas positivas o negativas encontraste?

De verdad disfruté escribir #Zero, cuando me daba tiempo para hacerlo. De verdad fluyó, así, sin bloqueos. De hecho, creo que el bloqueo del escritor es una forma de procrastinación creativa. Nunca oyes que los periodistas se quejen con su editor de que no pueden entregar a tiempo por causa de un bloqueo de escritor. La única frustración real fue la lucha por encontrar tiempo para trabajar en un proyecto privado en mi vida de periodista. Y como trabajaba en el libro de modo esporádico, el negocio de la música iba cambiando, lo que afectaba mi libro. Cuando comencé a escribirlo los CD todavía estaban en el centro del negocio, MySpace estaba creciendo y iTunes acababa de ser lanzado. Cuando acabé el primer borrador, los CD ya casi estaban extintos, MySpace era historia y el streaming era lo nuevo. Incluso iTunes estaba de salida. Mantenerse al día con un negocio tan rápido en estos tiempos tan acelerados que todos vivimos fue un desafío. Pero se convirtió en algo divertido lidiar con todo eso, particularmente inventando mis propios artistas imaginarios y aplicaciones de internet en mi mundo musical alternativo.

¿Qué puedes ver tú en #Zero que tus lectores no ven?

Espero haber puesto de manifiesto todos los aspectos interesantes de Zero para los lectores más exigentes. La lucha consistía en hacer que un personaje simpático fuera algo egoísta y arrogante. No quería que fuera demasiado desagradable para que los lectores se preocuparan, especialmente dada la racha misógina de su carácter, que estaba arraigada en sus sentimientos de ira por el abandono de su madre. No es realmente un buen tipo, pero espero que sea redimido por su inteligencia y una especie de audacia cuando se trata de expresar opiniones negativas. En mi vida profesional soy muy tolerante y comprensivo con todo tipo de música y artistas, y fue divertido tener un vehículo para poder desatar mi misántropo interior y expresar todas mis opiniones más desagradables. Además, a mí me pareció muy obvio, pero ninguna de las críticas reparó en el hecho de que la novela está estructurada como una actualización de la Odisea de Homero, con Zero como Odiseo, a la deriva y tratando de regresar a su Penélope mientras dioses, brujas y cíclopes (bueno, un bluesero de un solo ojo) puso obstáculos en su camino.

Si Zero fuera una persona real, ¿quién sería su productor?

Zero es muy arrogante, probablemente sería su propio productor.

¿Cuánto han ayudado o destruido las redes sociales al periodismo musical?

Bueno, el periodismo musical aún no está muerto. Internet lo ha hecho una carrera más difícil. En verdad, todo el periodismo ha sido devaluado económicamente. Pero la crítica musical quizás sea la que más ha sufrido, porque todos tienen opiniones sobre la música, y cuando todos tienen foros para expresar esas opiniones, se degrada el rol del crítico profesional o curador. Es como ser un árbitro en un partido de fútbol: todos piensan que pueden hacerlo y reclaman los abusos al árbitro oficial. Pero con tanta música y tan poco tiempo, tal vez hoy necesitamos curadores más que nunca.

¿Cómo fueron tus inicios como periodista musical en Hot Press?

Tuve la suerte de estar en el lugar correcto en el momento correcto. Siempre quise ser escritor y sentí que era escritor, pero me centré en otras cosas, el arte y la música. Toqué en una banda y fui al Art College. Tenía sólo 18 años cuando conseguí un trabajo de tiempo parcial como asistente del director de Arte en Hot Press, que era la única revista de música de Irlanda, y que era una educación en sí misma, al estar rodeada de apasionados periodistas de música que me enseñaron tanta música genial. Y me ayudó a entenderlo. En realidad, sólo quería participar en los conciertos gratis, así que me ofrecí a escribir reseñas y la gente de Hot Press realmente me ayudó a encontrar mi voz crítica. Tuve un excelente y simpático editor, Niall Stokes, que vio algo en mí y me ayudó a ponerlo en evidencia. En él tuve un mentor periodístico personal.

Imagino que, como periodista, viviste varias anécdotas buenas y malas con algunos músicos, así como con los mánagers y asistentes de las bandas ¿Alguna que quieras compartir?

Veamos… La peor de todas mis entrevistas fue probablemente Sinead O’Connor allá en 1990, cuando había decidido intentar vivir como periodista de tiempo completo y mi primer encargo para la Sunday Times Magazine incluía mentir diciendo que yo conocía a Sinead de tiempo atrás en Dublín. Entonces, en el día de la entrevista, Sinead estaba triste y no tenía humor para hablar, así que solo comió un curry y respondió a todas mis preguntas con monosílabos. Después de un rato, dije: “Esto no va muy bien, ¿por qué no salgo, terminas tu curry, luego vuelvo y podemos comenzar la entrevista otra vez?” Ella dijo: “No, esto no es como una entrevista, esto es como una conversación en un autobús”. Terrible. ¿Qué podía yo hacer? Le dije que me iba a ir, pero ella trató de sacar la cinta de mi máquina, quejándose de que sólo la estaba haciendo enojar. Le dije que estaba haciendo un buen trabajo haciendo el ridículo. Desde ahí todo empeoró. Salí, perseguido por Sinead y su oficial de prensa, tratando de quitarme la grabadora. La volví a encontrar muchos años después, y fue encantadora. Hablamos sobre aquel encuentro y ella explicó lo insegura y vulnerable que se sentía cuando una joven música se enfrentaba a la prensa. La verdad es que ambos éramos jóvenes y realmente no sabíamos lo que estábamos haciendo. He mejorado desde entonces. No sé si ella también.

¿Cuál ha sido el momento más estresante que has vivido como periodista?

Fechas de entrega. Fechas de entrega. Los deadlines siempre son estresantes. Pero supongo que si no los tuviéramos, nunca podríamos hacer nada. Pero también hubo un momento en que fui a un rave en San Petersburgo durante la caída de la Unión Soviética y me encontré completamente desprevenido y sin equipar cuando una nación colapsó en la criminalidad a mi alrededor. Las calles estaban oscuras por la noche, porque la gente estaba robando el cableado de cobre de las luces y vendiéndolo a través de la frontera con Finlandia. Y estaba saliendo con un grupo de pandilleros que parecían estar sobreviviendo con una mezcla no muy agradable de vodka, cocaína y hongos mágicos. No les gustó lo que escribí sobre ellos. Más tarde, recibí el mensaje: “Hay una gran espada para ti en San Petersburgo”. Cuando pregunté qué significaba eso, me dijeron: “Si vuelves, te matarán”.

¿Qué les dirías a quienes desean ingresar al mundo del periodismo musical hoy?

No estoy seguro de que sea recomendable limitarse a la música en estos días. No creo que la música pop juegue el mismo papel central y vital en la cultura que cuando yo crecía. Antes de internet, la música era la forma en que los jóvenes se conectaban y formaban su identidad. Ahora hay muchas otras opciones. No creo que me convertiría en periodista de música si estuviera empezando ahora. Pero contar historias es la esencia misma de lo que nos hace humanos y, mientras la economía del periodismo está bajo presión, internet es voraz para obtener información. Quienes puedan contar una buena historia de manera interesante siempre encontrarán trabajo. Sigue tu pasión, perfecciona tus habilidades para contar historias y prepárate para mezclar medios.

¿En qué momento te diste cuenta de que tu vocación no estaba en el escenario sino en el medio editorial?

No sé si hubo un momento específico en el que me di cuenta, fue solo un lento amanecer de las duras verdades de la vida. Necesitaba ganar algo de dinero y no me estaba volviendo más joven. Estaba enamorado de una mujer que tenía hijos, y sabía que tenía que contribuir más si nuestra relación iba a sobrevivir. Puede que me haya dado un codazo cuando me dijo que me amaba pero que no podía estar conmigo porque pensaba que yo era “un perdedor”. Nunca me había considerado a mí mismo en esos términos. ¡Pensé que era un ganador que aún no había ganado! De todos modos, decidí tomarme un pequeño descanso de la música y dedicarme a ganar algo de dinero como periodista… Y 30 años después, todavía estamos juntos con nuestros propios hijos, y todavía soy periodista. Para ser honesto, todavía toco música y escribo canciones, siempre disfruto y creo sinceramente que si las cosas hubieran cambiado de diferentes maneras, podría haber prosperado en ese mundo. Soy bueno en eso. Pero la vida es lo que sucede, no lo que quieres que suceda. Todas las carreras artísticas implican el azar, las oportunidades, los cambios sutiles en lo que el mundo quiere o necesita en un momento determinado. No creo que el talento sea suficiente para sobrevivir por sí solo.

No sé si es como una ley de la vida o que sé yo, pero todos los seres humanos en algún momento de nuestra existencia, tuvimos la experiencia de ver que nuestro amigo de la escuela secundaria había tenido éxito. Te sucedió con Bono. ¿Cómo fue tu relación con él?

Mi amistad con Bono es buena. Nos conocemos desde hace más de 40 años. Me agradó desde la primera vez que lo conocí en la escuela. Pensé que era un personaje fascinante e inspirador. Y al parecer él pensaba lo mismo de mí. Ambos estábamos yendo por el mismo camino y estoy seguro de que él habría estado feliz por mí si lo hubiera hecho, igual que yo por él. Fue un privilegio tener un asiento en primera fila para ver a U2 convertirse en una de las mejores bandas del mundo. Creo que Bono ha sido una gran estrella de rock, y ha hecho un trabajo mucho mejor de lo que yo nunca hubiera hecho. Durante un tiempo, en los años 80, las dimensiones extremas de su éxito y la amargura de mis propios fracasos hicieron que fuera un poco difícil conocerlo, me hiciera sentir eclipsado. Pero ése era mi problema y lo superé a medida que iba madurando, y aprendí mejor las realidades de mi propia vida. Siempre ha sido amable y gentil conmigo. Nos mantenemos en contacto, sé que puedo contar con él, y creo que él sabe que puede contar conmigo.

Personalmente, creo que la música de hoy es desechable y vacía comparada con la de hace 15 y 20 años, que tenía una identidad. ¿Crees que dentro de la naturaleza misma del rock está el morir para renacer, como lo ha dicho Nick Cave?

El rock está muerto. Pero la música nunca morirá. Los seres humanos somos creativos, y la música es una de las formas en que lo expresamos. Creo que la música es tan fascinante como siempre lo ha sido, pero tal vez simplemente no te hable tan fuerte como alguna vez lo hizo, porque la música de nuestros años de formación se imprime en nosotros de maneras muy poderosas. Pero, ya sabes, Nick Cave cumplió 60 años y es más popular que nunca antes, y hace parte de la música más extraña y hermosa de su vida. El hip hop es el rock and roll de nuestros tiempos, pero si no te habla, entonces busca algo más. Música del mundo, folk, R’n’B, electro… Hay tanto que escuchar, tantas voces geniales, que expresan sus propias verdades poderosas. Este año, he amado a James Blake, Lizzo, Jenny Lewis, Kevin Morby, Sharon Van Etten; el nuevo álbum de Kate Tempest es genial. Y siempre hay toda la gran música que siempre has amado. +

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Léelo también en nuestro número 123, dedicado a Música y Letras