¿CÓMO EMPIEZA LA FELICIDAD? ENTREVISTA CON FEDERICO TRAEGER

Son muchas las personas que han soñado con ganar la lotería, heredar una fortuna o, de la noche a la mañana, volverse millonarios. Algo parecido le sucede a la familia Voorman en Cuando todo era para siempre (Alfaguara, 2017), la más reciente novela de Federico Traeger, en una suerte de parodia de las familias que de repente adquieren un status social alto y comienzan a despilfarrar, situación que nos persigue hasta nuestros días.

“Definitivamente pienso que es una actualidad: lo que intenté retratar a final de los años setenta sigue ocurriendo. Mientras yo escribía esa novela no se me hubiera ocurrido que un año después iba a salir en las noticias que se encontró la bodega de un exgobernador, llena de riquezas, de tesoros, dólares, maletas y millones de pesos escondidos, además con un diario escrito a mano en el que aparece un mantra de la esposa del exgobernador de Veracruz, con la abundancia una y otra vez. Si esa idea se me hubiera ocurrido en ese momento habría pensado que es un poco exagerada, que es como demasiado increíble, que no es verosímil, pero la realidad siempre le acaba ganando a la ficción. Por más que uno exagere en estos temas, se queda uno corto. ¿Cuántos personajes del gobierno y grandes empresarios, casi siempre con unas enromes dosis de corrupción, no se han construido palacios verdaderos si no es que castillos en Europa?

Una vez tocado el tema sobre el hallazgo de la familia de Duarte, Federico Traeger agrega: “No tenía ningún político en mente pero sí tenía como referencia la época del negro Durazo, La colina del perro y El Partenón, todas esas grandes obras arquitectónicas despilfarradas que pertenecieron a un expresidente y a un exjefe de la policía [respectivamente]. Yo crecí en esa época. Yo era adolescente y sí, creces dentro de ese absurdo costumbrismo y se convierte en parte de lo que después echas mano para escribir”.

Federico Traeger agrega con respecto a cómo se originó la idea de escribir Cuando todo era para siempre: “Surgió de imaginarme una familia clasemediera que está en la lucha, persiguiendo la chuleta todos los días, cada quincena. Pero todas las familias tenemos alguna especie de personaje que fue ilustre o que alguna vez hubo mucho dinero o que fuimos importantes. De repente este tipo de familia, al heredar ese dineral, dije: ‘a ver qué puede pasar con ellos si heredaran algo que no esperaban’; irlos proyectando hacia ese mundo de abundancia, de locura, de pérdida de suelo y divertirme con ello. Automáticamente se va convirtiendo de algo surreal a algo real porque la realidad nos lo demuestra. Fue un proceso divertido, un proceso también en el que me comprometí a entregar semanalmente un capítulo, porque participio en un taller literario en el que por disciplina hay que llevar tu material semanalmente, y eso me obligó a que con fechas de entrega la fuera terminando en el proceso de un año, más o menos”.

Una parte de la sociedad aspira a llegar a un nivel socioeconómico más alto, pero ¿será saludable aspirar a eso?: “Yo creo que no, creo que es muy comercial, eso desgraciadamente mucho tiene que ver la publicidad. Yo he sido publicista muchos años y he sido culpable en parte por fomentarlo, pero es parte de la economía: quisiéramos tener esta casa, quisiéramos ir de viaje, comprar este coche, ser más altos y delgados, y rubios con ojos azules: son tonterías por las que nos hemos visto bombardeados durante muchos años desde niños, y se convierte en algo natural aspirar a eso más grande. Como seres humanos tenemos una parte en la que naturalmente aspiramos a sentirnos mejor, a poder lograr cosas, a viajar. Pero sí es ridículo a lo que se aspira muchas veces. Dentro de la novela también está la parte tormentosa de que si ‘ya heredaste todo esto viene con una condición’: que te conviertas en una persona muy al estilo europeo, muy aristocrática, muy educada, y viene con la herencia un educador para que te ponga en forma, eso quiere decir, que no puedes disfrutar realmente nada porque tienes que estar a la altura del protocolo y ¡qué flojera!”. Federico hace una pausa y se queda pensando sobre el porcentaje de felicidad que se consigue con el dinero, y continúa: “Yo creo que quizás al principio, si recibes una cantidad así, al mero principio sí te vuelves loco de euforia, como un mes o no sé cuánto dure. Pero después te empiezas a dar cuenta de que eso tiene muchas responsabilidades, mucha gente se te acerca, te llenas de amigos de repente, gente muy falsa y te das cuenta de que no es lo que creías, no es ese gran regalo que te trajo el universo, sino que al mismo tiempo tiene sus grandes cargas de incomodidades y de problemas”.

Federico escucha la última pregunta sobre los escritores que lo han influido, y responde seguro de sí mismo, con el respaldo de sus lecturas y su experiencia: “Hay muchos autores que tengo dentro de mi sistema y estoy hecho de muchas tintas que se convierten en la mía. No te podría decir alguno en específico. Hoy en día estoy leyendo a Pierre Lemaitre, yo lo recomiendo amplia, ampliamente: es un enorme escritor. Otro escritor al que recomiendo es a David Toscana: es maravilloso, ¡hay que leerlo! Santa maría del circo es una gran novela, que curiosamente empecé a leer después de haber escrito este libro y encuentro que hay cierta hermandad de tono, con todo mi respeto porque este señor es un gran escritor, pero siento que hay cierta similitud en algunas áreas. Esos dos los recomiendo mucho. Que lean lo que quieran, todo escritor tiene algo que aportar”.

R. R. Fullton

*Foto del blog Antología Virtual de Minificción Mexicana

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