Un teatro para Dumas
Es probable que el ánimo y la actitud de Dumas sean igualmente proporcionales a su obra: enormes. El escritor francés nunca ocultó su gusto por lo desproporcionado y se vio reflejado no sólo en la obra que creó –y le ayudaron a escribir–, sino también en su forma de vivir y de volcarse a su arte.
Alexandre Dumas fue hijo del general Thomas-Alexandre Dumas, héroe olvidado de la Revolución Francesa, llamado “El Conde Negro”. Nació en Francia el 24 de julio de 1802 y quedó huérfano alrededor de los tres años, por lo que su madre se vio en la necesidad de destinar su pensión para el sustento familiar. Tuvo una escasa educación que relegó para trabajar de mensajero, vendedor de tabaco y pasante de notario.
Fue un autor que escribió y publicó desmedidamente. Lamartine llegó a decir del escritor: “Es usted sobrehumano”. Sin embargo, la maquinaria detrás de su ingente creación constó de los llamados “negros literarios”, de entre los cuales se halló Auguste Maquet, quien lo denunció por el bajo salario y nulo crédito que recibía. Gerard de Nerval, otro reconocido escritor francés, también formó parte de las filas, aunque él sí logró consolidar, posteriormente, una alta reputación en el campo literario.
El 20 de febrero de 1847, Dumas inauguró el Théátre-Historique; fue el segundo teatro que el famoso autor logró mandar a construir para montar sus propias obras. Pierre-Robert Leclercq, escritor francés, dijo en “Le Monde”: “La inauguración del Théátre-Historique se realiza bajo el signo del delirio entusiasta de una multitud que se reúne. Al igual que el autor, el público ama la desmesura.”
Fue un participante de la Revolución de 1848, lo que le causó varios problemas políticos. Sin embargo, no dejó de escribir ni publicar. El 5 de diciembre de 1870 falleció de un ataque al corazón. Hoy, a 144 años de su partida, recordamos a este escritor cuya enorme obra nos sigue sorprendiendo.
Con información de: “Los restos ardientes de Alexande Dumas” en Nexos
Mascultura 05-Dic-14