Un dulce recuerdo para Fellini

No importa el ámbito en el que se vaya contracorriente, el actuar siempre tendrá sus implicaciones. El arte es a veces una de las formas predilectas para tomar el toro por los cuernos: la literatura, la música o el cine. Durante el periodo en el que Italia salía de la Segunda Guerra Mundial, un joven cineasta prefirió buscar un sendero distinto al que el cine de su época había tomado.

Nacido el 20 de enero de 1920, Federico Fellini formó parte de una familia modesta y tradicional. En su infancia, ni el cine ni la literatura fueron asuntos que le importaron. El pequeño Fellini desconocía que para nuestras fechas sería considerado un importante cineasta. Mientras tanto, él se dedicó a lo suyo: a dibujar, admirar los espectáculos circenses y ser un niño.

Hacia mediados del siglo, las corrientes izquierdistas que prevalecían en Italia se inclinaban por la creación cinematográfica que mostrara su clara postura política. Federico Fellini, sin embargo, fue acusado en múltiples ocasiones de apolítico e, incluso, de reaccionario por las obras que presentaba. En 1953, los comentarios comenzaron a tomar otra actitud. Con la película Los inútiles, rodada con escasos recursos, el director italiano fue visto con otros ojos por la crítica, demostrando sus habilidades y la vigencia de los temas que eran de su particular interés.

El 31 de octubre de 1993, Federico Fellini falleció en Roma. Su trabajo fue condecorado con varios premios Óscar y la Palma de Oro, y hoy forma parte de la lista de cineastas imprescindibles con películas como La Dolce Vita y 8 1/2. En su cumpleaños 96 lo recordamos y le extendemos un caluroso ¡felicidades!

 

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