Días oscuros para Alejo Carpentier
Ver la vida en blanco y negro no siempre nos ofrece un panorama amplio de la situaciones, pero sí que ayuda, en ocasiones, a focalizar ciertos sucesos que podrían considerarse definitorios en nuestro camino; por ejemplo, algunas experiencias nada agradables en la vida del escritor Alejo Carpentier fueron las que moldearon parte de su forma de ser y del rumbo que tomaría su vida.
Nació el 26 de diciembre de 1904 en Suiza, hijo de George Carpentier, oriundo de Francia y de Lina Valmont, de origen ruso. La joven familia, por el interés que tenía el padre de alejarse de la decadente Europa, se mudó a Cuba, país donde Alejo Carpentier crecería.
Cuando Alejo comenzó con su carrera literaria, su padre desapareció, suceso que estremeció al joven escritor. Toda su vida dio un vuelco en distintos aspectos, uno de ellos fue pasar de una niñez acomodada a una adolescencia precaria. Esto hizo que Alejo Carpentier creciera con una obsesión por alcanzar cierta estabilidad económica.
Se vio en la necesidad de cuidar de su madre y mantenerla, a pesar de la desbalanceada posición económica en la que siempre se encontró. Llegó a escribir para diversas revistas, una de ellas la revista Social, donde escribía de moda con el seudónimo Jacqueline. Tuvo que viajar a París hacia 1928 por verse envuelto en la agitación política de Cuba en aquellos años, durante la dictadura de Gerardo Machado. Sin embargo, la capital europea, también como centro cultural, atrajo al joven escritor como un imán.
Debido a su participación en manifestaciones y su creciente politización, Carpentier fue encarcelado siete meses en 1927. Con la ayuda de amigos suyos, una vez que salió de la cárcel, escapó a Francia, país donde radicaría hasta 1939, para evadir la persecución del régimen de Machado.
Alejo tuvo una vida peculiar, marcada por una especie de multiculturalismo que también caracterizaría su obra. El 24 de abril de 1980, este escritor de mundo se despidió por última vez. +