Wajdi Mouawad y la bestia que todos llevamos dentro
“Ánima” es una historia brutal. Alucinante y demoledora desde la primera página: “Habían jugado tantas veces a morirse en los brazos del otro, que al encontrarla ensangrentada en mitad del salón se echó a reír”. Un asesinato a sangre fría es el móvil de esta novela. Un día, sin motivo aparente, Wahhch Debch regresa a casa y descubre el cuerpo de su esposa bañado en sangre. Evidentemente ha sido asesinada, pero lo inquietante y macabro del crimen yace en la manera en que se cometió. Pues Léonie, su mujer, no sólo fue golpeada y violada salvajemente, también recibió múltiples puñaladas en su abdomen y órganos sexuales. Ella esperaba un hijo de Wahhch.
Destrozado y sumergido en un tremendo dolor, Wahhch se lanza a la búsqueda del asesino. No necesita venganza, sólo desea conocer su rostro y comprobar que él (Wahhch) no ha sido el culpable. De esta manera comienza un viaje hacia la verdad, hacia la supervivencia. Una encrucijada que lo llevará a través de Estados Unidos y Canadá en un camino lleno de secretos y peligros habitado por indios norteamericanos llamados mohawks.
Ahora bien, estamos hablando de una novela escrita por Wajdi Mouawad (a quien probablemente identifiquen por ser la mente maestra detrás de obras teatrales como Incendios, Litoral, Bosques y Cielos) por lo tanto, sabemos que al leer su trabajo nos vamos a encontrar con algo inusitado y atrevido como suele ser la mayor parte de su trabajo. Y en efecto, el escritor originario del Líbano lo consigue a la perfección. ¿Cómo? Otorgándole voz a los que no la tienen: los animales. Son ellos quienes se encargan de narrar toda la historia. En “Ánima” escuchamos a un gato contar como su dueña fue acribillada frente a él, de igual manera que unos cuervos detallan su incesante apetito al ver marchar un cortejo fúnebre, o una enorme boa satisfacerse al engullir un par de conejos. Ellos: mamíferos, reptiles, insectos, arácnidos, aves y anfibios, logran evocar esa parte monstruosa que vive en nosotros: la bestia dentro del ser humano.
Posiblemente la crudeza de esta multiplicidad narrativa no sea algo muy fácil de digerir. La maldad, el sadismo y la violencia que se abordan en las casi 440 páginas de la novela convergen en un punto donde la sed de venganza pasa a segundo plano, pues lo que en realidad busca nuestro protagonista es saber que aún existe una mínima posibilidad de esperanza en las personas. En definitiva, “Ánima” es uno de esos libros que rápidamente se convierten en una obsesión, su poder de romper la narrativa cotidiana y hacer hablar a los animales con una voz tan precisa y acertada es una de las mejores razones para leer a uno de los dramaturgos más destacados hoy en día.
– Wadji Mouwad: “Ánima”. España, Ediciones Destino, 2014, 445pp.
Por Orianna Martínez
Mascultura 29.Ene.15