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¿Tiene usted dos minutos para hablar de Batman?

¿Tiene usted dos minutos para hablar de Batman?
14 de diciembre de 2016
Bernardo Fernández [BEF]

Yep, el hombre murciélago, el Señor de la Noche, el héroe encapotado. El Caballero Oscuro. No existe en el mundo superhéroe más popular. Es probable que el Hombre Araña pueda rivalizar con él. Pero Batman siempre ganará. Siempre.

(Viejo juego friki: preguntarse quién vencería en un tirito a puño limpio entre personajes ficticios. Ponga usted a quien quiera contra Batman, el viejo Murciélago se impondrá siempre. Contra Hulk. Contra Mickey Mouse. Contra Superman.)

Quizá conozca la historia. Quizá no. Creado en 1939 por Bob Kane… Flojera. Mejor esta otra versión:

El millonario Thomas Wayne va al cine con su esposa Martha y el pequeño Bruce, hijo único de la pareja. Cuál cinta vieron varía de versión a versión de las escrituras. A mí me gusta aquélla en la que van a ver a Douglas Fairbanks haciendo de El Zorro porque, ¿sabe?, establece un bonito linaje de héroes enmascarados.

Sería más lindo si hubieran ido a ver una película del Santo, el Enmascarado de Plata, pero esto sucede en Ciudad Gótica, Gotham City, en algún punto indeterminado de los Estados Mentales Unidos de Norteamérica.

Salen, pues, de la función y Thomas Wayne decide cortar camino por un callejón oscuro. Un pillo les sale al paso, ladronzuelo de poca monta que exige el collar de perlas de Martha. Como Thomas se resiste, el caco abre fuego, nervioso, fulminando ahí al matrimonio Wayne, dejando huérfano al pequeño.

El pillo escapa, Bruce permanece atónito al lado de los cadáveres de sus padres. Jura venganza contra el crimen. Toma la decisión más lógica: vestirse de murciélago y combatir el mal brincando por las azoteas de Ciudad Gótica.

Pero me estoy adelantando.

En una de las mejores novelas policiacas que he leído (sí, al lado de Chandler y Hammett y McBain y Spillane y Highsmith y Cornwell y Crais y Connelly y Connolly y hasta Taibo y Mendoza y Haghenbeck, al lado de todos ellos), Frank Miller y David Mazzucchelli cuentan cómo Bruce vuelve a Gotham veinte años después, tras una estancia en Europa y Asia donde… bueno, donde estuvo entrenándose para combatir el crimen. Sólo que no sabe cómo. Al mismo tiempo, James Gordon, un detective de la policía que no pasa por su mejor momento, es transferido desde Chicago a Ciudad Gótica, el peor lugar para llevar a Bárbara, su esposa embarazada.

Gordon habrá de toparse con el corrupto departamento de policía de Ciudad Gótica, liderado por el Comisionado Loeb. Los caminos del joven aspirante a justiciero y el policía se cruzarán sólo para pactar una complicidad que durará el resto de su vida.

Con un estilo duro y cortante, que por momentos recuerda a Mickey Spillane, Miller crea una Ciudad Gótica sumida en la desesperanza, donde Gordon lleva el rol del justo entre pecadores y un joven y muy desorientado Bruce Wayne descubre accidentalmente a su animal totémico, encuentro que sella con las palabras: “Sí, padre, habré de convertirme en un murciélago”. Las cosas se complican cuando Gordon se enreda con la detective Sarah Essen, viviendo una relación extramarital, y Bruce conoce a Selina Kyle, la futura Gatúbela, metida en ese momento a la prostitución como dominatrix.

El desenlace no puede sino ser explosivo, siempre cobijado por las sombras nocturnas, hábitat natural del Señor de la Noche, que bien pronto descubre en la penumbra a su aliada perfecta, la cómplice que le cobijará para el resto de su vida.

Son muy pocas las historias de superhéroes que merecen ser llamadas novelas gráficas. En la mayoría de los casos se trata de recopilaciones de arcos narrativos de las revistas correspondientes (como en el caso de The Long Halloween, también protagonizada por Batman, escrita por Jeph Loeb y dibujada por Tim Sale, por ejemplo).

Frank Miller, que en su momento redefiniera al personaje de Batman, dio dos momentos memorables a las aventuras de Bruce Wayne: la tan celebrada historia del Batman viejo que regresa del retiro en The Dark Knight Returns (historieta que siempre es mencionada cuando se habla de novela gráfica estadounidense —ya chole) y la historia que nos ocupa hoy.

Si sólo fuera usted a leer una novela gráfica de superhéroes en su vida y no encuentra una buena edición de Watchmen (la ooootra que siempre se menciona cuando se habla de bla, bla, bla), yo lo invitaría a asomarse a Batman: Year One, que además fue adaptada a una cinta de dibujos animados… bastante regularcita.

Pero el brío original del cómic, me parece, permanece intacto a treinta años de haberse publicado. Una de mis novelas policiacas favoritas. Insisto: ¿tiene dos minutos para hablar de Batman?

Twitter: @monorama