Sayonara o el amor prohibido

Alfaguara se ha dado a la tarea de reeditar los libros de Laura Restrepo —Premio Alfaguara 2014—, hace unos meses se trató de La isla de la pasión (1989), su particular mirada a la historia de la isla de Clipperton. Ahora llega hasta las mesas de novedades La novia oscura (1999).

De estas dos novelas podemos señalar algunos rasgos comunes. El más evidente es la presencia del personaje narrador/periodista que descubre y cuenta los sucesos contenidos en las dos novelas. Sin poder afirmar que se trate del mismo personaje, sí podemos señalar que la autora se vale de este recurso para adentrarse en la vida de un puñado de personajes, a los que no le toca conocer de primera mano pero sí recrear. La otra similitud se encuentra en la reconstrucción histórica de una población y su desarrollo en el tiempo, una en México, otra en Colombia. Y hasta aquí las semejanzas.

La novia oscura cuenta de las pasiones desenfrenadas que viven un puñado de personajes del barrio La Catunga, a las orillas del río Magdalena. La acción transcurre en la primera mitad del siglo XX, en una Colombia en pleno auge de la industria petrolera, representada por la Troco (Tropical Oil Company). En mitad de este entorno se levanta el emblemático Dancing Miramar, el café más famoso de La Catunga, que lo mismo sirve comidas completas, ofrece los mejores bailes, se alquila para velorios y alberga la mejor variedad de prostitutas de la región. Hasta ahí llega la deslumbrante Sayonara, una adolescente mestiza, mitad guahíbo, mitad paisa:

“Era un primer plano de una muchacha mestiza de una oscura belleza bíblica, sin maquillaje ni adornos, que respiraba un vaho de selvas vírgenes y al mismo tiempo de bajos fondos, que de verdad perturbaba. Tenía el porte de las tahitianas pintadas por Gauguin, pero ni una gota de la ingenuidad del buen salvaje”.

Muy pronto, Sayonara pasará a convertirse en uno de los personajes más interesantes de la literatura latinoamericana. Será ella quien agite a las mujeres del Dancing Miramar en la defensa de sus derechos contra las autoridades que buscan extorsionarlas, representando así, la libertad y la convicción.

Sayonara es también la novia adolescente de cabello abundante, piel oscura y rasgos de hechicera- de los innumerables “peludos” que mensualmente regresan de los campos petroleros a gastarse la paga, y que cometerá el pecado de enamorarse tercamente del Payanés, un petrolero joven, guapo, fornido, tatuado pero de ojos acaramelados: “Se enamoró de él de solo verlo a orillas del río vestido de blanco y con sus ojos de gato amenazante y herido”.

Un amor prohibido y pecaminoso, porque a decir de La Todos Los Santos, matrona de lugar: “el único pecado inconcebible de una puta es enamorarse de verdad”.

Hay en La Novia Oscura un aliento de leyenda, que se alimenta de personajes excepcionales y hechos fantásticos que logran dar verosimilitud a toda la novela. Sin duda una de las mejores novelas de Laura Restrepo.

-Laura Restrepo: La novia oscura. México, Alfaguara, 1999 (nueva edición 2015), 405 pp.

Por Andrés Mayo Góngora

Mascultura 11-dic-15