Taberna: el tiempo no es mi amigo, ni los Hombres Grises

Estoy cansado de correr, don Tony. Estar huyendo es demasiado fatigoso.

¿Se imagina los atletas que compitieron en las recientes olimpiadas? Caminatas y carreras, nado… usted lo que necesita es disciplina y mucho ejercicio. Voy a creer que tenga tantos años y no se tome un sólo momento para ejercitarse o cuidar un poco su salud.

Siempre lo dejo para después, como diría Borges, gozo de todo el tiempo del mundo.

El tiempo se acaba tarde o temprano. Es mejor emplearlo para cosas útiles, ahorrarlo, pero en el mejor de los casos, invertirlo. Yo por ejemplo, el tiempo que invierto aquí, en La esperanza, se traduce en la casa donde vivo, en la comida.

Y en deudas, desvelos, excesos y de vez en cuando entretenimiento.

Eso es perder el tiempo y no hay suficiente como para mal gastarlo en banalidades parecidas.

¿Entonces qué hace en sus tiempos libres?

Yo no tengo tiempos libres; una vez que cierro el local me pongo a contar mercancías, impuestos, ingresos, egresos, emitir facturas, cheques de los empleados, contratos con cervecerías… ¿sabe lo complicado que es mantener una empresa a flote?

Por supuesto. Con verlo a usted, sus arrugas y sus canas me basta.

No se pase de listo. Vea todo lo que he logrado, ¿usted qué ha conseguido?

Tranquilidad, don Tony. Y mil setecientas ochenta y dos cuartillas que no he terminado de editar.

Y eso de qué sirve. ¡Ahorre su tiempo! Tenga. Llame al número de esta tarjeta; es de una aseguradora.

Y ¿qué me asegura?

¡Su tiempo! Puede abrir una cuenta de ahorro y ahí se encargan de lo demás.

¡Ah! Claro que conozco esta empresa. Son unos estafadores.

¿Cómo? ¿Qué es lo que sabe sobre ellos?

No mucho. Fue una pequeña amiga la que me contó sus peripecias contra estos hombrecillos bien vestidos de color gris. Son unos canijos, no les confíe nada.

¿Me está diciendo que son unos hombrecillos de traje?

¡Esos meros! Mi amiga, Momo, tuvo que idearse cómo deshacerse de ellos. Pero si dice que ya se están instalando aquí en la ciudad, entonces tendremos algunos problemas. Significa que no sirvió mucho el acto paranoico de mi última visita. ¿Se deshizo del hombre de la esquina? Sospecho que fue él quien les proporcionó las coordenadas a los hombres grises. Tendré que volver a partir.

Permítame tantito. Yo voy con usted. Hay algo que quiero recuperar.

Pero hoy no traigo dinero, no puedo pagarle en esta ocasión.

Eso no. ¡Mi tiempo!

Por R. R. Fullton @LordNoa

Ende, Michael. Momo.

Ende, Michael. La historia interminable.

Borges, Jorge Luis. El Aleph.

Otras historias interminables de Michael Ende en gandhi.com.mx

MasCultura 23-ago-16