Dimensiones para pensar “El teatro y la Ciuda de México”

Desde hace más de cincuenta años las ciudades consideradas metrópolis dieron paso a una nueva forma de urbe: la megalópolis. La metrópolis tenía distintas dimensiones, además de la demográfica, que heredó la megalópolis. Si bien la mezcla es una de las principales características de la ciudad en el tiempo, la satisfacción de una demanda de escala masiva sólo pudo ser satisfecha con la metrópolis posterior a la Revolución Industrial y a la consolidación del sistema capitalista con su producción en serie. Esta diversidad también repercutió en el ámbito cultural.

Las puestas en escena en la metrópolis eran mucho más diversas que espectáculos como la ópera, por ejemplo, porque existían distintos formatos —dramas, comedias, sátiras, teatro de revista, cabaret, etc.— para distintos recintos, aunque todos recibieran el nombre de teatros. Los foros teatrales contaban con filas escalonadas y en secciones, lo que permitía separar por estratos socioeconómicos a los asistentes.

En México no sólo existió una separación social que se marcaba en los foros teatrales, sino también en el territorio. Esto podemos apreciarlo de modo especial el día de hoy con las cifras que existen para el equipamiento cultural. La entidad con la mayor infraestructura cultural en 2007 era el entonces Distrito Federal, y contaba con ciento treinta y un teatros, mientras que Nayarit contaba sólo con tres espacios de este tipo. Es decir, existen distintos rangos de déficit de equipamiento cultural en el país. Hay que considerar, además, que este tipo de cifras es únicamente parte de la fotografía general, pues no se consideran la mayoría de foros independientes, que en ciudades como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México han tenido auge debido a los recortes presupuestales para cultura.

Ésta es la dimensión física y estructural del teatro en las ciudades mexicanas. Sin embargo, existe otra dimensión: la ciudad como tema dentro del mismo. Según David Harvey, el racionalismo separó la dimensión social de la espacial, y el espacio fue relegado. De este modo algunas disciplinas y artes aunque privilegian el espacio, lo separan de su contexto. La dramaturgia y las puestas en escena posteriores al año 1968 intentaron situar en su espacio y tiempo algunos textos y recursos escénicos en México. Entre ellas pueden encontrarse D. F. 52 obras en un acto, de Emilio Carballido; y De la calle, del director Julio Castillo. En ambas, el contexto urbano es un detonante de los textos y determinante a la hora de su expresión escénica.

Muy recientemente la crítica social en el arte dramático ha privilegiado la ciudad como parte de su hacer. Con el denominado “giro social” fue que ésta comenzó a ser un tema obligado en algunos casos. En esta corriente teórico-escénica los artistas se preguntan por la función del arte y por la de ellos mismos en las dimensiones éticas y sociales. Al mismo tiempo se cuestionan los formatos del teatro hegemónico y “moderno” o tradicional, que necesita de una estructura jerárquica de la puesta en escena y de un público pasivo. Así, “la escena expandida” o “las artes vivas” han venido a poner en crisis el teatro contemporáneo al convertir a los espectadores en participantes y al transformar los foros tradicionales para la representación teatral.

Así, la ciudad ha pasado a ser el lugar donde los participantes pueden reflexionar sobre fenómenos y procesos urbanos contemporáneos como la socioespaciación, la segregación urbana, la gentrificación, los megaproyectos, la privatización del espacio público, etc. Los participantes son también quienes explican las piezas y las inquietudes de los artistas escénicos de salir a las calles. En México

pueden contarse algunas piezas como Los encuentros secretos, de La Compañía Opcional, que intenta recuperar la memoria de los barrios de la capital jalicience, con herramientas como la cartografía y los instrumentos de planeación urbana. En la Ciudad de México existen distintas experiencias. La primera es ¿Quién es el habitante de la casa?, auspiciada por el Museo Universitario del Chopo en 2016. En esta pieza tenía lugar un recorrido por diversos lugares de la colonia Santa María la Ribera, colonia antigua que se encuentra en el centro norte de la capital. Durante el recorrido los asistentes eran llevados por una audioguía personal que les indicaba los puntos seleccionados de la colonia que tenían que ver con una memoria invisible del barrio y que la narradora ayudaba a descubrir. Otra aproximación es la de La Comuna: Revolución o futuro, del Colectivo La Comedia Humana, quienes en algunos de sus diversos capítulos indagaron en los procesos de autoconstrucción de la Ciudad de México, la transformación de la vivienda en el centro de la ciudad o la segregación social en Guadalajara, y realizaron recorridos significativos para los habitantes de colonias tradicionales de la Ciudad de México.

Sin duda, en un mundo donde más de setenta por ciento de la población vive en ciudades, las urbes seguirán siendo un tema recurrente para las expresiones culturales. Debemos considerar que en México las ciudades son los lugares que cuentan con la infraestructura para el desarrollo de ciertas actividades como el teatro, pero aun entre ellas esta distribución es desigual y hay importantes déficits que paliar en el territorio nacional. Por otro lado, hay que considerar que la ciudad no sólo ha pasado a ser un tema recurrente, sino el escenario necesario para visibilizar y presentar desde la emotividad y la sensibilidad las problemáticas contemporáneas.

Por Erika Alcantar

erika.alcantarg@gmail.com

MasCultura  06-Jun-17