Crónicas desde el corazón de la Feria de Oaxaca: Días de literatura II

La mañana llegó con amenaza de lluvia. Al caminar sobre la calle Macedonio Alcalá, las nubes encapotadas levantan sospechas. Sin embargo, los transeúntes tienen la firme convicción de no escapar, de enfrentar lo inesperado, ya sea bueno o malo. A los problemas no se les puede dar la espalda, dijo Pedro Juan Gutiérrez el día de la inauguración de la FILO.

La calle se extiende paralela a la Catedral hasta desenbocar en el Zócalo cuyo quiosco reluce consignas contra el olvido, en letras negras pintadas con prisa. Lo que no se escribe se olvida, dijo José Emilio Pacheco en alguna página que no anoté y releí hace un año, en estos mismos caminos, cuando la FILO le rindió homenaje.

El cielo desiste y le permite a una rama de luz echar raíces a través de una ventana donde se imparten talleres a niños en la Feria. Un concierto ameniza desde el Zócalo, mientras Fabrizio Mejía habla de “Días contados” y su labor periodística. Termina la presentación. Al acercarme, él, de cabellos chino y lentes, esboza esa sonrisa de quien conoce el ritual de saludar, firmar el décimo o vigésimo libro y despedirse, en un evento de literatura. Le extiendo la mano y le pido una foto, palabras más, palabras menos; escucharlo para contarles algo a ustedes. Cuando menciono Lee +, las imágenes llegan a su memoria y, con un tono amable, me platica un pasaje de su trayectoria en relación con la revista. Creo que es esa suerte de cronista de la que acababa de hablar, cuando son los sucesos, más bien, quienes llegan a uno, como si lo buscaran y no al revés. Quizá se trate de accionar, con las palabras correctas, el impulso que permite escribir en el aire a alguien con experiencia.

Nos vamos. El horario de la FILO no está permitiendo retrasos y esto apenas comienza, cuando la tarde se filtra entre las nubes y calma el calor en el Atrio del Ex-Convento de San Pablo, donde un contingente de niños espera ansioso entre risas y juegos. Del restaurante se asoma cauteloso Luis Pescetti y el público se desborda en griterío coreando su nombre. ¡Luis Pescetti! Se animan. ¡Luis Pescetti! Emerge el músico argentino. ¡Luis Pescetti! Y todos aplauden y cantan junto a él, bailan y siguen sus coreografías. Un cantor que logró sacar el niño interno de gran parte de su auditorio, bajo amenazas de tiburones y niños caníbales.

La algarabía decrece conforme voy sobre Independencia, al lado del Teatro Macedonio Alcalá, la Catedral y los puestos de libros bajo las faldas de aquélla. Al foro de la Feria, llega Valeria Luiselli, dispuesta a arrasar en su entrevista. Martín Caparrós termina de dar algunas firmas y Valeria, de hablar de “La historia de mis dientes”, su siguiente novela. Rememora sus libros anteriores, como quien recuerda alguna experiencia, algún suceso. Yo vuelvo a la memoria distribuida en las calles, sus murales disidentes y las historias que guardan. Una de ellas, lo sucedido hace siete años, justo donde ahora escuchamos sobre “Papeles falsos” y el pequeño ensayo Cemento. Aquella vez, como en el texto, la ciudad se convirtió en un pizarrón: “en vez de números se suman cuerpos.” Al país tampoco le va muy diferente.

Luiselli desciende sonriendo y César Aira sube al estrado. Feliz, comenta sobre el descubrimiento de Oaxaca, su ahora ciudad mexicana favorita. Es difícil dudarlo y más en este noviembre tan lleno de vida a todas horas, de música y literatura, en este espacio que guarda muchas voces, muchas inquietudes. Aira conversa tranquilo y seguro de sí mismo, frente a las participaciones de sus interlocutores: “Escritor atípico”, dice Marcelo Uribe, “con más de setenta y tres libros… ¿o son más?”. “Me temo que ochenta” remata, contrariado, el escritor argentino que, al final de la jornada, se despide y desaparece con sus colegas bajo un cielo arrepentido y moteado, que también escribe sus propias historias y las hace parte en este segundo día de literatura en la Feria de Oaxaca.

Por: Rolando Ramiro Vázquez Mendoza

Imagen: El escritor Fabrizio Mejía Madrid en la Feria Internacional del Libro de Oaxaca.
Mascultura 05-Nov-13