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Duffy/Bowie en el Museo de la Ciudad de México

Dos de las fotos con más poder que retratan la carrera invaluable de David Bowie son las portadas de los discos Aladdin Sane (1973) y Lodger (1979). En la primera, una de las imágenes más veneradas del músico, donde un rayo de maquillaje le parte el rostro estando con los ojos cerrados. En la segunda, Bowie aparece en un plano cenital de estilo forense: está decaído, con los brazos rotos y la piel contusionada, como si fuera la víctima de un accidente.

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