El antihéroe del microcosmos
“La suma de los ceros”, primera novela de Eduardo Rabasa, fundador de la editorial independiente Sexto Piso, está protagonizada por Maximiliano Michels, un personaje cobarde, ingenuo y casi invisible que, sin embargo, azuzado por las muchas voces que lo atormentan y por la inevitable presión de ser alguien, de construirse a sí mismo con la ayuda de un puñado de atributos que sólo existen en su imaginación, anhela salir del anonimato postulándose como candidato para presidente de colonos de Villa Miserias, la unidad habitacional en la que vive. Anhelo que, sin saberlo, se encuentra viciado de origen, pues sus posibilidades de éxito son mínimas debido al complejo orden que impera en ese pequeño microcosmos dirigido por Selon Perdumes, un individuo cordial pero siniestro, cuya capacidad para leer y utilizar en su contra los temores de los vecinos le permite manejarlos a su antojo. De hecho, en muchos momentos la aventura electoral emprendida por Max no es más que el cruel relato de un engaño progresivo, la crónica de una emboscada en la que la presa no logra ni siquiera meter las manos. Como toda novela cuyo trasfondo es la crítica social, “La suma de los ceros” describe con eficacia la superestructura que sostiene las relaciones de poder al interior de una realidad aparentemente tranquila, sin fricciones ni disputas, pero lo hace de forma minimalista, apelando a la perspicacia del lector que sabe que cuando se habla de consejos de vecinos, colonos o edificios se está hablando, ante todo, de ciudadanos, líderes, países y regímenes políticos.
Autor de un sistema de correspondencias (el “quietismo en movimiento”) basado en chismes, rumores e infundios, Perdumes se va revelando poco a poco como el cerebro oscuro y perverso detrás de todas las dinámicas internas de Villa Miserias. Capaz de guiar a la distancia la trayectoria del propio Michels sin que éste lo sepa, se vale, primero, de su carácter débil e indeciso y, segundo, de la confianza que inocentemente va depositando en personas neutrales o afines a sus intereses para aplastarlo. En efecto, cada paso de Max está ya perfectamente calculado por la invencible maquinaria de Perdumes que, tras recabar información útil y urdir intrigas a partir de ella, muestra no sólo la magnitud de su poder sino, ante todo, su voluntad de aniquilamiento, su sed de sangre. En este sentido, “La suma de los ceros“ no es una novela sobre la desgracia heredada de quien osa oponerse a un sistema de opresión implacable, sino sobre la desgracia inherente a todos aquellos seres que, precisamente por vivir inmersos en dicho sistema, no consiguen vencer los miedos o franquear los límites que ellos mismos se imponen. Se trata, ante todo, de un relato sobre el antiheroísmo entendido como la invalidez del individuo para encarnar fielmente los ideales de la rebeldía, sobre todo cuando se confunde con una simple herramienta para animar algo que, de lo contrario, resultaría aburrido y predecible.
Cabe destacar el estilo de la prosa de Rabasa, tan abigarrada como lo exige el tema de la novela, y su facilidad para describir con minuciosidad los conflictos, intereses, quehaceres, usos y costumbres de los habitantes de un microcosmos en el que la individualidad no existe por estar siempre sometida a los designios de un orden superior, tiránico, en el que la oposición, como sucede con frecuencia, es únicamente otro disfraz de la manipulación. Utilizando diversos recursos narrativos —como la confección de reglamentos, boletines informativos, manifiestos, entrevistas, discursos de campaña, pancartas, anuncios, artículos de revista, cuentos y poemas—, Rabasa logra mantener de principio a fin la sensación de respirar dentro de una burbuja gris y opresiva en donde la máxima “la medida de todo hombre reside en la dosis de verdad que pueda soportar” adquiere un sentido inquietante. Sentido que nos indica, sin necesidad de violentarnos, que nos encontramos siempre fustigados por un vigilante invisible, intransigente y despiadado.
– Eduardo Rabasa: “La suma de los ceros”. Oaxaca, Surplus Ediciones, 2014, 334 pp.
Lobsang Castañeda