Con Jack Kerouac, la vida será un poco menos agitada.
Es posible que nuestra prosa no se recobre jamás de lo que le ha hecho Jack Kerouac. Amante apasionado del lenguaje, sabe cómo utilizarlo. Siendo un virtuoso nato.
Publicadas entre 1957 y 1958, las tres novelas aquí reunidas convirtieron a Jack Kerouac en el portavoz de la generación beat, en un icono cultural norteamericano y, con el tiempo, en un clásico de la literatura del siglo xx. Son tres variaciones sobre un tema, el del viaje iniciático –físico o espiritual–, y retratan también el desasosiego de los jóvenes inquietos en una américa donde muchas cosas empezaban a cambiar. Son tres narraciones autobiográficas en las que el escritor plasma sus experiencias vitales a través de tres protagonistas diferentes, y en ellas aparecen también, convertidos en personajes fácilmente identificables, otros beats legendarios. En el camino es un manifiesto de la juventud desarraigada y rebelde, y la gran celebración literaria del viaje como búsqueda y huida. Kerouac se transmuta en Sal Paradise, pero el verdadero protagonista es Dean Moriarty, retrato magistral del mítico Neal Cassady, el beat en estado puro. Y también están presentes Allen Ginsberg y William S. Burroughs, entre una sucesión de viajes –Nueva York, Nueva Orleans, San Francisco, Chicago…–, jazz, alcohol, sexo y marihuana. Los subterráneos están ambientados en San Francisco y retrata a un escritor que vive una intensa historia de amor con una muchacha negra, mientras que en los vagabundos del Dharma el viaje es espiritual, a través del descubrimiento del budismo. El protagonista está inspirado en Gary Snyder, y también aparecen retratados Ginsberg y Ferlinghetti. Con su escritura sincopada y visceral, este Charlie Parker de la literatura que fue Kerouac. Forja en estos tres libros el mito de la imprescindible generación beat, cuyo legado e influencia siguen muy vivos.
“Plena luz de la tarde, con la excusa de cerrar los ojos por lo menos un momento; pero en realidad, tratando de imaginarse como puede hacer para escapar de la trampa que la aprisiona, de la cual yo podría ayudarla a librarse sin embargo, si me dieran una oportunidad solamente; en el bar, me asombro entre paréntesis de oirá a Bromberg que sigue, como si no pasara nada, con vociferantes e insensatos comentarios sobre pintura y literatura, y hasta por increíble que parezca anécdotas homosexuales, sin preocuparse de la presencia de la gente de campo, los adustos granjeros del valle de Santa Clara alineados dentro del mostrador: este Bromberg no tiene no tiene la menor idea de lo fantástico efecto que produce entre la gente ordinaria y Sand se divierte”.
No parece maravilloso saber que se acerca el invierno…
“Y que la vida será un poco menos agitada, y tu estarás en tu casa escribiendo y comiendo bien y pasaremos noches tan agradables el uno envuelto en el otro; y ahora estarás en tu casa descansado y comiendo bien porque no debes entristecerse demasiado… y yo me siento mejor cuando sé que estas bien”.
Jack Kerouac. Los Subterráneos, Anagrama.
MasCultura 10-01-17