Jack Kerouac, una historia sobre logros, pasiones y debilidades
Largamente se han hablado de las debilidades más características de artistas o pensadores; para su desgracia, muchas de esas anécdotas han llegado para recordarse cada vez que se evoca a alguno de estos personajes.
Así sucedió con el “padre” de la generación “beat”. Nació el 12 de marzo de 1922 en Massachusetts. Antes de convertirse en el referente generacional de los “beat” y beber sin fondo a la vista. Cuando Jack Kerouac era niño escribió diversos informes ficticios en torno a temas deportivos, algo que incluso le hubiera gustado seguir haciendo, en vez de dedicarse a la escritura por la que hoy lo conocemos.
Jack Kerouac no sólo es recordado por su triunfo dentro del campo literario. En Northport, donde vivió con su madre a partir de 1958, muchos vecinos lo rememoran cariñosamente, pero por ser el borracho del pueblo, que caminaba descalzo, ebrio y arrastrando un carrito con el que iba de compras, cuya lista de mercancía se reducía únicamente a alcohol.
Kerouac, dentro de sus prioridades, estaban el bar y la licorería, antes que la biblioteca. Si bien, también asistía a ella, aunque leía afuera, prefería montar un catre en la cantina para dormir allí. Cuando descansaba en su casa, jugaba con sus cartas de béisbol o escuchaba misas de réquiem a todo volumen.
El consagrado escritor tuvo detractores y constantes diferencias entre sus propios compañeros, uno de ellos fue William Burroughs, pues su amistad se fracturó por abusar de la confianza del autor de “El almuerzo desnudo”. A pesar de todo, Jack Kerouac nunca estuvo sólo; se dice que, a su lado, siempre tuvo una copa de su bebida favorita: Thunderbird, un vino barato que circulaba mayoritariamente entre indigentes estadounidenses.
El 21 de octubre de 1969, Jack Kerouac falleció de una hemorragia abdominal, con un bolígrafo y un cuaderno en las manos.