Los colores

Si bien es cierto que las imágenes en blanco y negro —sean fotografías o películas— poseen el encanto de lo vintage y nos hacen revivir las atmósferas de tiempos pasados, la vida a color es inigualable, no hay manera de describir los cientos de colores que pueden apreciarse en un terreno de girasoles al atardecer, o las tonalidades que adquieren las nubes que cubren el sol. Antes de que se inventaran la radio y la televisión, la literatura fue, durante muchos siglos, el único medio de comunicación a colores, en una época en que el concepto “blanco y negro” no existía. ¿Cómo es eso? ¿El color ya existía en la literatura? Desde luego: la capa de la reina era roja y de un solemne gris las piedras de la ermita, se describían campos verdes y floridos, paisajes, castillos y todas las cosas que pudieran observarse. Una literatura en blanco y negro era impensable.

Este nuevo número está dedicado al color de los libros, sea porque un color les da título o por los atmósferas que recrean en nuestros interiores. En su columna, Bef se concentra en los tonos rojos y negros de la literatura, los que pintan la bandera del género policiaco; Tortuga y Aquiles, a través de Antonio Malpica, discuten sobre cómo hasta el más inocente de los libros, visto a través de un filtro especial puede convertirse en una pesadilla gracias a la dispersión cromática; Diego Rabasa, por su parte, habla de los casos clínicos expuestos por Oliver Sacks sobre personas cuyas mentes se inundan de colores al escuchar música, y de Paul Theroux y el análisis que hace sobre los colores primarios a lo largo de la historia en distintas culturas. Raquel Castro, quien se incorpora a partir de este mes al equipo de Lee+ para hablar de literatura juvenil, nos cuenta sobre los periodos de colores en que se sumerge dependiendo de los libros que ocupen su mente; por último, pero no menos importante, Karen Chacek, en Niños a ¡leer!, aprovecha el colorido propio de los libros infantiles para recomendarnos cuatro textos que van de la más amplia gama cromática al blanco y negro. En portada aparece el pintor norteamericano Jackson Pollock en el momento de pintar con todos esos colores industriales, de esmaltes metalizados. Nadie como él para construir obras de arte con la fuerza del color.

De lo blanco a lo negro, del más insípido de los colores hasta el arcoíris, toda la paleta tonos transita por este número.

Atentamente: 

Los editores

 

Mascultura 03-Feb-15