La inconfundible voz de Woody Allen

Allan Stewart Konigsberg, nacido el 1 de diciembre de 1935, y criado en el barrio neoyorquino de Brooklyn, se convirtió en Woody Allen en la primavera de 1952, cuando los cronistas de sociedad de varios periódicos de la ciudad comenzaron a utilizar los chistes y ocurrencias que él les enviaba.

A los dieciséis años, el tímido Allan no quería que sus compañeros de clase vieran su nombre en los diarios; además, pensaba que todo el mundo del espectáculo se cambiaba el nombre, y él quería adoptar uno que sonara desenfadado y apropiado para una persona divertida. Al poco tiempo citaban con tal frecuencia sus dichos ingeniosos que un agente de relaciones públicas lo contrató para que escribiera agudezas que pudieran ser atribuidas a sus clientes.

Sus posteriores pasos se vieron acompañados por el éxito. A los diecinueve años fue contratado por la cadena de televisión NBC y enviado a Hollywood para trabajar en el programa Colgate Comedy Hour, a los veintidós escribía para el humorista Sid Caesar, y a los veinticuatro había multiplicado por ochenta su primer salario. Más tarde se dio cuenta de que podía dedicarse a hacer monólogos cómicos, y así lo hizo.

¿Qué tal, Pussycat? (1965) marcó su debut como guionista cinematográfico, y aunque la cinta se convirtió en la comedia más taquillera de la época, Woody no quedó muy contento con el resultado ya que si los realizadores se hubieran ceñido a lo que él había escrito “habría resultado el doble de divertida y habría tenido la mitad de éxito”. La experiencia le enseñó que si tenía la intención de escribir películas, necesitaría tener control total sobre su obra.

Así ha sido en todos los filmes que ha escrito y dirigido hasta la fecha. Entre sus obras existen historias totalmente dramáticas, comedias románticas, reflexiones sobre un universo sin Dios, falsos documentales, un musical, fantasías, bufonadas, diabluras y fantasmas.

Con información de Conversaciones con Woody Allen, de Eric Lax.

Mascultura 01-dic-15