NICK Y NORAH, una noche de música y amor

Si hay bueno algo en esta vida es poder pasar toda una noche descubriendo a una persona para confirmar que es lo que el destino nos tenía reservado o es todo lo contrario. Si a ello hay que agregar algo que mejore la experiencia, hagamos que el descubrimiento de esa persona ocurra junto al descubrimiento de una ciudad. Si la situación va a ponerse intensa y emocionante, hagamos que esa ciudad sea Nueva York y que todo esté cobijado con una lista de reproducción inspirada en esa persona.

No se angustien, suena todo tan cursi como efectivamente puede llegar a ser, pero la película en cuestión hace que todos estos ingredientes se conviertan en un refrescante recorrido nocturno, lleno de ingenuidad de la buena y de bonhomía, de tranquilizantes situaciones, de sueños en capítulos no consecutivos. Obvien el nombre y puedo garantizar un rato no solamente aleccionador sino inspirador: Nick y Norah, una noche de música y amor.

Si para tranquilizarlos más tengo que decir que en mi eterna amargura desprecio por sobre todas las cosas las comedias románticas (sólo los musicales están antes en la lista), lo diré, pero ésta en particular me pareció atractiva. Alejada del eterno tono neurótico del género, en el que los gritos quieren hacernos sonreír; a buena distancia de las situaciones forzadamente absurdas que pretenden enternecernos frente a las respuestas infantiloides de sus protagonistas; dándole un papel protagónico al soundtrack, tanto como para incluirlo en el nombre de la cinta, esta película genera empatía con una herramienta que de repente se le olvida usar a los guionistas: lo cotidiano.

Muchas veces, especialmente cuando los guionistas quieren impresionar con su trabajo, pretenden que todo lo que ocurre en su historia de amor sea trascendente, que todo signifique algo, que nada pase sin el filtro de lo inolvidable. En Nick y Norah se olvidan de todo ello y lo que nos entregan es una serie de estampas de lo cotidiano, de conflictos mínimos pero reales. Aquí una noche tranquila (con sus subidas y bajadas, pero tranquila) representa más que el encuentro de los enamorados al otro lado del mundo.

Lo mejor de todo, que estas situaciones se suman y se apilan para comunicar sensaciones mucho más naturales e importantes que el inevitable “el amor es lo único que importa” tan manoseado por el mismo género. El remate: la película es también y de manera tácita y muy poco estridente, una de las mejores guías de viaje que alguien pudiera tener para conocer Nueva York sin ir a los enfadosos sitios turísticos de la ciudad, otro cliché, por cierto, de las comedias románticas pastelozas y desencantadas.

Por Erick Estrada www.cinegarage.com

Track List:

1. “Speed of Sound” (Chris Bell)
2. “Lover” (Devendra Banhart)
3. “Middle Management” (Bishop Allen)
4. “Ottoman” (Vampire Weekend)
5. “Riot Radio” (The Dead 60s)
6. “Fever” (Takka Takka)
7. “Xavia” (The Submarines)
8. “After Hours” (We Are Scientists)
9. “Our Swords” (Band of Horses)
10. “Silvery Sleds” (Army Navy)
11. “Baby You’re My Light” (Richard Hawley)
12. “Very Loud” (Shout Out Louds)
13. “How To Say Goodbye” (Paul Tiernan)
14. “Last Words” (The Real Tuesday Weld)
15. “Nick & Norah’s Theme” (Mark Mothersbaugh)

Imagen 1: Fotograma de la película Nick y Norah, una noche de música y amor de Peter Sollet.
Imagen 2: Portada de la película Nick y Norah, una noche de música y amor de Peter Sollet.

Mascultura 21-Jun-12