El gusano de seda, de Robert Galbraith

"El gusano de seda" no es una novela detectivesca al uso. Firmada con el seudónimo de Robert Galbraith, es obra de la portentosa J. K. Rowling, la responsable de dar vida literaria al primer niño mago con nombre propio, un hito indiscutido de la literatura juvenil.

Ahora, tras la máscara y lejos del mundo de Hogwarts, Rowling demuestra sus dotes para recuperar lo mejor de la época dorada del whodunnit inglés (la de Agatha Christie, Margery Allingham, Dorothy L. Sayers o Sir Arthur Conan Doyle) y anclarla en el presente a partir de una mirada plenamente contemporánea y una incisiva penetración psicológica.

El gran acierto de esta obra, que promete muchas horas de lectura placentera en futuras entregas, es su pareja protagonista: Cormoran Strike y su secretaria, la encantadora Robin Ellacott. Cormoran Strike no es un detective al uso. Es un condecorado veterano de la guerra de Afganistán, donde perdió una pierna, e hijo de un famosísimo músico de rock a quien apenas ha conocido y cuya fama no le trae más que dolores de cabeza. De físico imponente y aspecto de boxeador, Cormoran goza de los atributos de los mejores investigadores: inteligencia, osadía e imaginación.

¿Y qué hay de la encantadora Robin? Es la fiel y avispada secretaria de Strike, lo más parecido a una doctora Watson que ha producido la literatura contemporánea de misterio. Llegó al despacho de Strike enviada por una agencia de trabajo temporal, pero le sobran ganas y recursos, y es evidente que ha llegado para quedarse, por mucho que le pese a su prometido. («¿En serio? —se pregunta éste—. ¿Trabajar para un detective privado? ¿Un detective privado sin casos?»)

Con cada nueva entrega de esta serie, Galbraith, que ama el género por encima de todo, afina la vieja técnica de retratar a los distintos sospechosos de un caso y perfila el arte del interrogatorio.

En la línea de los grandes maestros, construye un misterio que el lector debería ser capaz de resolver si presta la atención suficiente. Despliega ante él todas las piezas del rompecabezas, y luego las desordena hábilmente, a la manera en que solía hacerlo la Gran Dama del Crimen, sólo que más atento al detalle personal. Porque si algo añade la ficción de Robert Galbraith al género, además de un Sherlock Holmes y una doctora Watson decididamente especiales, es haber sabido incorporar al misterio el mundo de los personajes que lo hacen posible. Y es que Galbraith da a todos ellos -los personajes que en los misterios de Agatha Christie eran poco más que nombres- vida propia, creando así su propio whodunnit, esto es, su propio género dentro del género.

-Robert Galbraith: "El gusano de seda". México, Salamandra, 2015, 544 pp.

Descarga aquí los primeros capítulos de "El gusano de seda".

Mascultura 19-may-15